Conforme nos pasa el tiempo, uno filosofa.
Estar vivo supone no estar muerto.
Estar muerto en vida es peor que estar muerto en muerte.
A la muerte se le toma de frente con valor y después sele invita a una copa», que decia Wdgar Allan Poe.
Pero tampoco quiero hablar de la muerte en sí. Este temor a lo desconocido, creo, en lo que nos hace tomar la muerte como algo inevitable y aterrador, cuando en si misma solo es inevitable, que ya es bastante. Como el niño que teme a la oscuridad y además le cuentan historias macabras sobre ella que hacen que la tema aún más.
Si hay algo que temer es a a la vida, aunque tampoco demasiado si no perdemos el enfoque de lo que somos, de lo que aportamos, de lo que nos aportan y de nuestros límites.
Es cierto que hay todo tipo de vidas.
Pero la vida más desgraciada lo es aún más cuando has tenido otra vida que no lo era tanto y de repente te encuentras en el vacío.
También es cierto que una vez en el sótano, con todos los perros ladrando, pero habiendo visto antes la luz, el camino para salir de él te lo sabes, y si solo has vivido ahí desconoces otros mundos y por tanto la vida no es tan terrible, sino simplemente algo que se da.
El eterno nihilismo de esas sociedades horribles en las que sus conciudadanos simplemente viven. Y todo lo que viene, peor que lo anterior, no es más que un hecho que acontece y es tomado con la aceptación del que sabe que no puede hacer nada por evitarlo, ni tan siquiera se lo plantea porque no deja de ser un engranaje más. Sin esperanza ni sueños, pero tampoco con sufrimientos ni ansiedades. La ataraxia a la que nos conduce el sinsentido.
Por fortuna, nosotros, los que vivimos en sitios donde hay algo por lo que luchar, los que tenemos algo a lo que asirnos, si podemos encontrar uj sentido a nuestra existencia. El sentido de, al menos, no hacer la vida imposible a los que nos rodean, y a ser posible, de darles lo mejor.
En la magistral novela "Un perfecto equilibrio" de Rohinston Mistry, se describe esta impasibilidad hacia la vida, ese conformismo de que lo que te toca no se mueve y ni siquiera es posible pensar de otro modo, tan típico de sociedades como la Hindú y su división en castas. Una división que toman por natural e incuestionable.
Los occidentales tenemos otro proceder mental e incluso, antaño, tomábamos todo, absolutamente todo, por cuestionable. Hasta nosotros mismos éramos sujetos a una eterna duda. Cuestionarse cosas es la verdadera civilización.
La importación de "filosofías" orientales, que confunden el no-temor a la muerte con la impasibilidad ante los acontecimientos, nos convierte
en seres mucho más pasivos, adoctrinables y, por supuesto, mansos ante los abusos del poder omnímodo de los Estados modernos.
Cabría analizar el porqué de su auge. ¿Qu nos intentan decir?
Es mucho más sano temer ala muerte y que toda nuestra ciencia y saber nazca de ahí, que no temerla a cambio de nada.
El verdadero sabio occidental no teme a la muerte, pero desde el que atado a la caverna cree que todo lo que ve es todo lo que hay. El verdadero sabio occidental sabe que hay un Sol que ilumina, que hay una vida que es increíble, que hay gente que de verdad nos quiere y a la que queremos y que no tiene sentido temer una cosa que es inevitable. Que no somos tan imprescindible para creer que la Tierra no seguirá girando sin nosotros y lo mejor, sabe que la fiesta ha sido la hostia, pero alargarse mucho no haría mas que se enrarezca el ambiente del garito y la resaca será mucho peor.
Bebamos junto a Poe, que si es delos nuestros.
Lo dicho, si la vida es un juego, juguemos. No miremos el cronómetro ni tampoco caigamos en que si nos ha tocado banquillo es lo que hay no suframos. Habrá que esforzarse para que el entrenador nos saque, digo yo.
El estoicismo mal entendido es una mala muerte en vida.
Ojo cuidado con él.
Buenos dias paisanos. Animo ente todo.
... (ver texto completo)