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Votando en blanco no se cambia ni a los gobernantes ni la actitud de los gobernantes. Un ejemplo: El nuevo Estatuto para Andalucía salió elegido con un 60% de abstención y sólo un 30% de votos favorables (síes), es decir, la abstención obtuvo la MAYORíA ABSOLUTA. Y, sin embargo, el Estatuto, los gobernantes que lo propusieron, y la actitud de esos gobernantes, siguen en el mismo sitio. Nada cambió la abrumadora mayoría absoluta de la abstención. Todo sigue igual. Y ellos en el mismo sitio, engañando y comiendo de lo mismo.
Por esa razón, porque si queremos cambiar en algo la realidad que vivimos, con el sistema democrático que tenemos, no hay más remedio que votar (y no en blanco). Los votos en blanco siempre favorecen al partido político más votado, al de las mayorías absolutas (según la Ley que se aplica para el reparto de concejales o diputados).
En fin, cualquier opción debe ser respetada, y la abstención o el voto en blanco, no menos que cualquier otra. Pero no está de más saber quién se beneficia con ello.
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Por esa razón, porque si queremos cambiar en algo la realidad que vivimos, con el sistema democrático que tenemos, no hay más remedio que votar (y no en blanco). Los votos en blanco siempre favorecen al partido político más votado, al de las mayorías absolutas (según la Ley que se aplica para el reparto de concejales o diputados).
En fin, cualquier opción debe ser respetada, y la abstención o el voto en blanco, no menos que cualquier otra. Pero no está de más saber quién se beneficia con ello.
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