´"SERÉIS MIS TESTIGOS"
A las doce horas del domingo día 13 de octubre de 2013 la campana de la Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Carrmen de Monte Lope Álvarez, repicó alegre a gloria en honor del Beato Manuel Aranda, hijo del pueblo, testigo cualificado de Dios por su valiente y firme defensa de la Fe hasta el extremo de entregar su vida por ella, elevado a los altares y a la iglesia universal, gracia que el Señor solo concede a los hombres y mujeres y los pueblos elegidos por Dios.
En la mañana del domingo día 13, el Papa Francisco recordó en el rezo del ángelus en la Plaza de San Pedro de Roma ante miles de peregrinos, que "se unía de corazón a la celebración de la beatificación de los 522 mártires" e hizo votos para que "la valentía y firmeza de los mártires españoles en defensa de la Fe, y su intercesión, sirva para liberar al mundo de la violencia". Y al iniciarse la celebración del acto eucarístico de la beatificación en Tarragona, el Papa Francisco quiso estar presente y en video regaló a los peregrinos asistentes esta perla: "Los mártires son cristianos ganados por Cristo; discípulos de Cristo que han aprendido bien el sentido de aquél amar hasta el extremo que llevó a Jesús a la Cruz. No existe el amor por entregas, el amor en porciones, sino el amor total: Cuando se ama, se ama hasta el extremo".
El Cardenal Ángelo Amato comenzó la Eucaristía con la bendición de la sal, recordando las palabras de Jesús recogidas en el evangelio de San Mateo (15,13-16) que dijo a sus discípulos: "Vosotros sois la sal de la tierra". En la Homilia, el Cardenal Amato salió al paso de las manifestaciones de grupos minoritarios que tildaron la celebración de beatificación de Tarragona como una apología del franquismo, y dejó claro y patente que: los mártires no perdieron la la vida resistiendo con las armas, sino con la mansedumbre. Los mártires eran pacíficos, no odiaban a nadie, amaban a todos, ejercían la caridad con los pobres y la asistencia a los enfermos y ancianos". Y terminó afirmando que "la Iglesia no busca culpables, sino la paz y no quiere olvidar a sus mártires porque merecen admiración".
Finalizó el acto de beatificación con la entrega de la Carta Papal con el nombre de todos los mártires beatificados, entre ellos el Beato Manuel Aranda, hijo de Monte Lope Álvarez, cuyo pergamino recogió el Ilmo. Don Antonio Aranda Calvo.
Ahora solo nos resta pedirle a nuestro paisano Beato Manuel que interceda por su pueblo Monte Lope y por sus vecinos; los que nacieron aquí y los que vivieron o viven aquí.
Francisco Fajardo Ortiz.
A las doce horas del domingo día 13 de octubre de 2013 la campana de la Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Carrmen de Monte Lope Álvarez, repicó alegre a gloria en honor del Beato Manuel Aranda, hijo del pueblo, testigo cualificado de Dios por su valiente y firme defensa de la Fe hasta el extremo de entregar su vida por ella, elevado a los altares y a la iglesia universal, gracia que el Señor solo concede a los hombres y mujeres y los pueblos elegidos por Dios.
En la mañana del domingo día 13, el Papa Francisco recordó en el rezo del ángelus en la Plaza de San Pedro de Roma ante miles de peregrinos, que "se unía de corazón a la celebración de la beatificación de los 522 mártires" e hizo votos para que "la valentía y firmeza de los mártires españoles en defensa de la Fe, y su intercesión, sirva para liberar al mundo de la violencia". Y al iniciarse la celebración del acto eucarístico de la beatificación en Tarragona, el Papa Francisco quiso estar presente y en video regaló a los peregrinos asistentes esta perla: "Los mártires son cristianos ganados por Cristo; discípulos de Cristo que han aprendido bien el sentido de aquél amar hasta el extremo que llevó a Jesús a la Cruz. No existe el amor por entregas, el amor en porciones, sino el amor total: Cuando se ama, se ama hasta el extremo".
El Cardenal Ángelo Amato comenzó la Eucaristía con la bendición de la sal, recordando las palabras de Jesús recogidas en el evangelio de San Mateo (15,13-16) que dijo a sus discípulos: "Vosotros sois la sal de la tierra". En la Homilia, el Cardenal Amato salió al paso de las manifestaciones de grupos minoritarios que tildaron la celebración de beatificación de Tarragona como una apología del franquismo, y dejó claro y patente que: los mártires no perdieron la la vida resistiendo con las armas, sino con la mansedumbre. Los mártires eran pacíficos, no odiaban a nadie, amaban a todos, ejercían la caridad con los pobres y la asistencia a los enfermos y ancianos". Y terminó afirmando que "la Iglesia no busca culpables, sino la paz y no quiere olvidar a sus mártires porque merecen admiración".
Finalizó el acto de beatificación con la entrega de la Carta Papal con el nombre de todos los mártires beatificados, entre ellos el Beato Manuel Aranda, hijo de Monte Lope Álvarez, cuyo pergamino recogió el Ilmo. Don Antonio Aranda Calvo.
Ahora solo nos resta pedirle a nuestro paisano Beato Manuel que interceda por su pueblo Monte Lope y por sus vecinos; los que nacieron aquí y los que vivieron o viven aquí.
Francisco Fajardo Ortiz.