De nada, eran muy buenos recuerdos los de aquella infancia, tu padre, Rosendo, nos esperaba en la
tienda y siempre nos abría muy amablemente aunque estuviera cerrada y solo fuera para
comprar una bolsa de gusanitos. También, su mujer, Librada...parece que fue ayer cuando iba con mi abuela a comprarme unas zapatillas para gastarlas corriendo por el
verano...Me llena de nostalgia recordar aquellos tiempos pasados, pero a la vez, no los cambiaría por nada. Un saludo.