Hace muchos años, cuando no existía la pisina de
peñolite, recuerdo que una vez me llevaron a Siles, donde había una especie de
playa artificial. Fué estupendo, me llevó Bernardo Niño, el hijo de Atanasio, que en aquellas era taxista en
Barcelona. No olvidaré aquel
verano del año 1972.
Besos para todos. Vosotros no os acordais de mí. Pero yo si de vosotros.
OLGA.