Hola, soy un cuarto de peñolitera: la familia de mi abuelo materno era de allí, aunque siempre he considerado que mis raíces estaban en el Puente.
Envidio ese orgullo de las reíces. Los hijos de los que emigraron tenemos un poco la sensación de estar en tierra de nadie y más si, como es mi caso, el contacto con el pueblo no ha sido mucho. No somos casi nada de allí, más que por algunas palabras y giros lingüísticos que compartimos con nuestros padres y, aunque hallamos nacido en la tierra de acogida, como es mi caso, tampoco eres completamente de allí.
De todas formas, no es tan dramático, te da mucha amplitud de miras. Pero siento cierta envidia del sentido de pertenecia que tenéis los que siempre habéis estado allí.
Envidio ese orgullo de las reíces. Los hijos de los que emigraron tenemos un poco la sensación de estar en tierra de nadie y más si, como es mi caso, el contacto con el pueblo no ha sido mucho. No somos casi nada de allí, más que por algunas palabras y giros lingüísticos que compartimos con nuestros padres y, aunque hallamos nacido en la tierra de acogida, como es mi caso, tampoco eres completamente de allí.
De todas formas, no es tan dramático, te da mucha amplitud de miras. Pero siento cierta envidia del sentido de pertenecia que tenéis los que siempre habéis estado allí.