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Conversaban un día dos amigos del mismo municipio, de sus respectivas localidades. Uno era de Pontones y el otro de Santiago de la Espada. Como eran buenos amigos todo se lo perdonaban y todo lo sinceraban. El amigo de Santiago de la Espada sabía que había un tema del que era mejor no hablar: de dónde se sentían cada uno. El de Pontones lo tenía muy claro: yo soy de Pontones provincia de Jaén. Y el otro le contestaba: bueno, bueno, siempre te pones igual ¡que manía la tuya! Siempre tan independentista. Pero de ahí no pasaba la cosa, y luego continuaban con lo suyo, que era salir por ahí tomarse unas cervezas y divertirse como siempre.
Pero un día el compañero de Santiago se encontró con el de Pontones en Jaén y al terminar su animada conversación le dijo: Bueno, ahora tengo que irme nos vemos en pueblo el viernes. El otro le contestó: ¿en qué pueblo? Y le otro respondió a su vez: ¡Vaya ya estás otra vez igual! Y para congraciarse con el, le dijo: venga hombre no te pongas así, además tengo que decirte que me siento orgulloso de ser tu amigo y también de ser de Santiago-Pontones.
El pontonero con el gesto serio le dijo: yo también me siento orgulloso de ser tu amigo, y de que tú seas de Santiago y yo de Pontones, pero no me pidas que me sienta orgulloso de ser de Santiago-Pontones, y no me digas independentista, ni fanático, ni radical, aunque sea en broma. Te voy a contar una historia, una Historia de Pontones, y después de oírla a ver si te sientes orgulloso de algo de lo que un amigo, yo, no hago si no que arrepentirme, de lo que hicieron con Pontones hace ya casi 32 años:
Y el pontonero empezó a contarle la historia de Pontones…
Continuará….
Pero un día el compañero de Santiago se encontró con el de Pontones en Jaén y al terminar su animada conversación le dijo: Bueno, ahora tengo que irme nos vemos en pueblo el viernes. El otro le contestó: ¿en qué pueblo? Y le otro respondió a su vez: ¡Vaya ya estás otra vez igual! Y para congraciarse con el, le dijo: venga hombre no te pongas así, además tengo que decirte que me siento orgulloso de ser tu amigo y también de ser de Santiago-Pontones.
El pontonero con el gesto serio le dijo: yo también me siento orgulloso de ser tu amigo, y de que tú seas de Santiago y yo de Pontones, pero no me pidas que me sienta orgulloso de ser de Santiago-Pontones, y no me digas independentista, ni fanático, ni radical, aunque sea en broma. Te voy a contar una historia, una Historia de Pontones, y después de oírla a ver si te sientes orgulloso de algo de lo que un amigo, yo, no hago si no que arrepentirme, de lo que hicieron con Pontones hace ya casi 32 años:
Y el pontonero empezó a contarle la historia de Pontones…
Continuará….