La semilla de la discordia crece en Quesada regada con las extracciones de agua que los comuneros de Puerto de Tíscar iniciaron hace algo más de un mes. Según los vecinos del paraje, los bombeos que realiza un motor ya afectan a la Fuente del Vadillo. Aseguran que la fontana “se seca” de noche y advierten de que será “peor cuando entre en marcha la otra bomba”.
Dos años después, la historia parece que se repite. Desde que, a mediados de julio, los agricultores de “Puerto de Tíscar” comenzaron las pruebas de riego, los vecinos de las pedanías quesadeñas de Tíscar y de Belerda afirman que la Fuente del Vadillo “se seca a partir de las diez de la noche”. “De dos de los tres caños que tiene sólo cae un hilillo de agua y del otro, nada”, asegura María José Ortiz Cotes. “Y, entonces, nos quedamos sin agua”, resalta otro vecino, Marcelino Escoriza. Cuando amanece, el venero se ha recuperado, pero este déficit hídrico recuerda a María José Ortiz los “tres años” de carestía que los habitantes del lugar sufrieron entre 2006 y 2008 y que acabaron con la suspensión temporal del riego. “Instalamos una goma en el río y, para beber, íbamos a llenar garrafas a la Fuente de La Ponderosa, que está a 12 kilómetros de aquí. En ese tiempo —se queja—, nadie [del Ayuntamiento] vino para ver si necesitábamos una cisterna”. Lo recuerda con indignación y añade: “Eso no puede volver a ocurrir”. Pero estas extracciones y el déficit nocturno que ya acusa la fontana hacen temer lo peor a los vecinos. “Según nos han dicho [los regantes], el segundo motor lo arrancarán la próxima semana. Cuando eso suceda, la fuente se secará del todo”, pronostica Escoriza, que adelanta que esta batalla por el agua acabará en los tribunales “en cuanto se seque” el venero.
Por su parte, la Agencia Andaluza del Agua y la comunidad de regantes Puerto de Tíscar niegan afección alguna. La Junta realiza informes de los caudales de las fuentes cada tres días y según el último, que se entregó el martes, los caudales son los correctos. A estos controles se suman los de “Puerto de Tíscar”, y, según su presidente, Patricio Martínez, “es incierto que haya afección”. “Sacamos tan poquita agua que es imposible”, dice.
Dos años después, la historia parece que se repite. Desde que, a mediados de julio, los agricultores de “Puerto de Tíscar” comenzaron las pruebas de riego, los vecinos de las pedanías quesadeñas de Tíscar y de Belerda afirman que la Fuente del Vadillo “se seca a partir de las diez de la noche”. “De dos de los tres caños que tiene sólo cae un hilillo de agua y del otro, nada”, asegura María José Ortiz Cotes. “Y, entonces, nos quedamos sin agua”, resalta otro vecino, Marcelino Escoriza. Cuando amanece, el venero se ha recuperado, pero este déficit hídrico recuerda a María José Ortiz los “tres años” de carestía que los habitantes del lugar sufrieron entre 2006 y 2008 y que acabaron con la suspensión temporal del riego. “Instalamos una goma en el río y, para beber, íbamos a llenar garrafas a la Fuente de La Ponderosa, que está a 12 kilómetros de aquí. En ese tiempo —se queja—, nadie [del Ayuntamiento] vino para ver si necesitábamos una cisterna”. Lo recuerda con indignación y añade: “Eso no puede volver a ocurrir”. Pero estas extracciones y el déficit nocturno que ya acusa la fontana hacen temer lo peor a los vecinos. “Según nos han dicho [los regantes], el segundo motor lo arrancarán la próxima semana. Cuando eso suceda, la fuente se secará del todo”, pronostica Escoriza, que adelanta que esta batalla por el agua acabará en los tribunales “en cuanto se seque” el venero.
Por su parte, la Agencia Andaluza del Agua y la comunidad de regantes Puerto de Tíscar niegan afección alguna. La Junta realiza informes de los caudales de las fuentes cada tres días y según el último, que se entregó el martes, los caudales son los correctos. A estos controles se suman los de “Puerto de Tíscar”, y, según su presidente, Patricio Martínez, “es incierto que haya afección”. “Sacamos tan poquita agua que es imposible”, dice.