Multitudinaria romería a la patrona de Quesada por parajes de gran belleza que pintó Zabaleta
06.09.10 - 02:15 - J. A. GARCÍA MÁRQUEZ | QUESADA.
Quesada celebró ayer domingo su Romería a la Virgen de Tíscar. Cerca de doce mil personas peregrinaron hasta el santuario para rendir culto a la patrona de Quesada y del Adelantado de Cazorla. En un paraje de gran belleza, entre rocas y pinos a pie del Castillo de Tíscar y de Peña Negra, la gente se concentró para vivir este encuentro con la naturaleza que posee elementos festivos y religiosos.
Los actos empezaron el viernes con una ofrenda floral, presentación de los recién nacidos a la Virgen y misa romera. El sábado continuaron con nueva misa, más ofrendas y actuaciones musicales. En ese pórtico de la fiesta ya se dejaban notar romeros instalados en la falda de la montaña, junto a las fuentes, bajos árboles y rocas y siempre cerca de la Cueva del Agua. Entre ellos, bajo una luna en cuarto menguante, se creaba un ambiente de frescura y tolerancia en el que devoción, dulces, licores y guitarras se distribuían en proporciones que algunos inclinaban hacia un lado y otros hacia el otro.
Pero fue el domingo cuando los romeros peregrinaron masivamente hacia Tíscar. Al santuario no sólo llegaba gente de Quesada, sino también de Madrid, Barcelona, Valencia y Alicante, donde hay muchos emigrantes de la tierra. También del norte de Granada y del sur de Ciudad Real y, sobre todo, de pueblos cercanos como Huesa, Pozo Alcón, Santo Tomé, Villacarrillo, Sabiote y Cazorla.
A pie o en vehículos
Aunque algunos vencían los 13 kilómetros de distancia que separan Quesada de Tíscar a pie, la mayoría lo hacía en coches, engalanados eso sí, con ramas de pino, olivo y romero. Algunas mujeres jóvenes lucían el tradicional traje de patana y no faltaban los penitentes que acudían al santuario descalzos o de rodillas en cumplimiento de una promesa a la virgen serrana.
Hubo tres misas dominicales: a las ocho, a las diez y a las doce. Al término de la última, celebrada al aire libre en el exterior del santuario, la Virgen fue procesionada entre vivas, plegarias, poemas y cohetes. Después e transitar por abruptos parajes y reproducir las estampas que inmortalizó Zabaleta, la Casa de la Virgen se abrió y la patrona entró en el santuario. Los romeros entregaron donativos, adquirieron recuerdos en forma de medallas, rosarios, placas, aceiteras, botijos, imanes, campanillas y estadales y se dispersaron por el entorno del vadillo, las faldas de la vieja fortificación y la gruta del agua.
Con la liturgia acabada, dispuestos a comer tomaron las oportunas viandas y muchos hicieron suyas las palabras con las que el autor de principios del XX, Manuel Ciges Aparicio, describió el aspecto lúdico de la romería: «Pasado el primer momento de entusiasmo, la muchedumbre se dispersó por los montes y los valles, entre las rocas y junto a los saltos atronadores de las aguas; sobre los céspedes blancos o en los huecos protectores que ofrecían las masas entrelazadas de adelfas y zarzamoras».
El rito romero no termina. El último domingo de este mes se celebrará para los que por un motivo u otro no pudieron disfrutar de la gran romería celebrada ayer. Es conocida como la 'Fiesta Chica'
06.09.10 - 02:15 - J. A. GARCÍA MÁRQUEZ | QUESADA.
Quesada celebró ayer domingo su Romería a la Virgen de Tíscar. Cerca de doce mil personas peregrinaron hasta el santuario para rendir culto a la patrona de Quesada y del Adelantado de Cazorla. En un paraje de gran belleza, entre rocas y pinos a pie del Castillo de Tíscar y de Peña Negra, la gente se concentró para vivir este encuentro con la naturaleza que posee elementos festivos y religiosos.
Los actos empezaron el viernes con una ofrenda floral, presentación de los recién nacidos a la Virgen y misa romera. El sábado continuaron con nueva misa, más ofrendas y actuaciones musicales. En ese pórtico de la fiesta ya se dejaban notar romeros instalados en la falda de la montaña, junto a las fuentes, bajos árboles y rocas y siempre cerca de la Cueva del Agua. Entre ellos, bajo una luna en cuarto menguante, se creaba un ambiente de frescura y tolerancia en el que devoción, dulces, licores y guitarras se distribuían en proporciones que algunos inclinaban hacia un lado y otros hacia el otro.
Pero fue el domingo cuando los romeros peregrinaron masivamente hacia Tíscar. Al santuario no sólo llegaba gente de Quesada, sino también de Madrid, Barcelona, Valencia y Alicante, donde hay muchos emigrantes de la tierra. También del norte de Granada y del sur de Ciudad Real y, sobre todo, de pueblos cercanos como Huesa, Pozo Alcón, Santo Tomé, Villacarrillo, Sabiote y Cazorla.
A pie o en vehículos
Aunque algunos vencían los 13 kilómetros de distancia que separan Quesada de Tíscar a pie, la mayoría lo hacía en coches, engalanados eso sí, con ramas de pino, olivo y romero. Algunas mujeres jóvenes lucían el tradicional traje de patana y no faltaban los penitentes que acudían al santuario descalzos o de rodillas en cumplimiento de una promesa a la virgen serrana.
Hubo tres misas dominicales: a las ocho, a las diez y a las doce. Al término de la última, celebrada al aire libre en el exterior del santuario, la Virgen fue procesionada entre vivas, plegarias, poemas y cohetes. Después e transitar por abruptos parajes y reproducir las estampas que inmortalizó Zabaleta, la Casa de la Virgen se abrió y la patrona entró en el santuario. Los romeros entregaron donativos, adquirieron recuerdos en forma de medallas, rosarios, placas, aceiteras, botijos, imanes, campanillas y estadales y se dispersaron por el entorno del vadillo, las faldas de la vieja fortificación y la gruta del agua.
Con la liturgia acabada, dispuestos a comer tomaron las oportunas viandas y muchos hicieron suyas las palabras con las que el autor de principios del XX, Manuel Ciges Aparicio, describió el aspecto lúdico de la romería: «Pasado el primer momento de entusiasmo, la muchedumbre se dispersó por los montes y los valles, entre las rocas y junto a los saltos atronadores de las aguas; sobre los céspedes blancos o en los huecos protectores que ofrecían las masas entrelazadas de adelfas y zarzamoras».
El rito romero no termina. El último domingo de este mes se celebrará para los que por un motivo u otro no pudieron disfrutar de la gran romería celebrada ayer. Es conocida como la 'Fiesta Chica'