Hace unos años en Madrid, asisti a un seminario sobre migraciones en Europa. Se pusieron allí sobre el tapete los pros y los contras que la afluencia de emigrantes podrian significar para nuestro continente en general y para España en particular. De nuestro país, que padece una recensión domógrafica alarmante, se dijo que la única solución para tal problema era o incrementar sensiblemente el índice de natalidades, o aceptar una corriente migratoria que remediara el problema, de otra forma se verían amenazadas muchas de las mejoras que el estado de bienestar nos brindaba. Se dijo por supuesto mucho más, pero a lo que yo voy es a otra cosa. De pronto aparecieron cinco tipos "pijo", trajeados, bien limpitos, con laca en el cabello, que pidieron hablar con alghunos de nosotros. Puestos en la cosa, y algo escamados, les dinos la palabra. Los tales "pijos", se presentaron como integrantes de una organización altruista que sentía mucho el destino y mal vivir de muchos immigrantes y al efecto, y siempre con un tilde humanista, tenían plan para repatriar a la mayor parte. Entre otras cosas dijeron lo terrible que debería se vivirr alejados de sus países, de sus familias, de su cultura etc. etc. Al efecto tenían una propuesta consistente en que el Estado les regalara el equivalente a, no recuerdo bien si, 200.000 o 300.000 pesetas, como un capital inicial para algún tipo de actividad en sus países de origen, por supuesto con el billete de regreso a cuenta del erario público. Como a estas alturas ya habiamos descubierto lo que se escondia detrás de aquél afantochado difraz de trajecitos nuevos, pelos embetunados y bigotitos, alguno lo tenía, fachas, preguntó alguien, si ese altruismo que denotaban era válido también para los ciudadanos españoles. - ¡hombre para éstos no, coño, que estamos en nuestro país!,
-No, no pienso en los que están aquí, respondió el de la pregunta. Pienso en los cinco millon es de emigrantes que tenemos en Francia, Alemania, Inglaterra, Holanda, por no decir en Sudamérica, y que también querrán disfrutar de su cultura, su familia, sus amigos y otras cosas más. ¿Tenéis algún plan preconcevido para reintegrarlos a la Patria?. Se quedaron sin argumentos, abandonando el local a toda prisa. Unos días más tarde me topé con dos de ellos haciendo proselitismo y vendiendo parafernalia de Fuerza Nueva en las cercanías de la Opera de Madrid.
¡Abajo el racismo y la xenofobia!
-No, no pienso en los que están aquí, respondió el de la pregunta. Pienso en los cinco millon es de emigrantes que tenemos en Francia, Alemania, Inglaterra, Holanda, por no decir en Sudamérica, y que también querrán disfrutar de su cultura, su familia, sus amigos y otras cosas más. ¿Tenéis algún plan preconcevido para reintegrarlos a la Patria?. Se quedaron sin argumentos, abandonando el local a toda prisa. Unos días más tarde me topé con dos de ellos haciendo proselitismo y vendiendo parafernalia de Fuerza Nueva en las cercanías de la Opera de Madrid.
¡Abajo el racismo y la xenofobia!