Una vez la España de charanga y pandereta se planta en escena para mostrar al mundo, bajo el pretesto de la humildad cristiana un espectáculo donde se conjuga lo pseudo religioso con lo puramente profano; donde el interés turistico que pueda generar, está basado en los perjuicios que se tienen de nosotros en muchos países extranjeros y donde las penas que pasó Jesucristo las mitigamos en nosotros mismos a base de comilonas y ágapes de toda clase.
Ver lo que ocurre en semana Santa es reirse de la fé que aparentemente nos embarga, pero que en el fondo nos es mas que fariseismo institucionado
Ver lo que ocurre en semana Santa es reirse de la fé que aparentemente nos embarga, pero que en el fondo nos es mas que fariseismo institucionado