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QUESADA: AMIGO RAMÓN: La Iglesia apenas podría sobrevivir sin...

No soy enemigo de la religión, considerando que las creencias son cuestiones íntimas que, mientras no sean utilizadas como coacción o impuestas por la fuerza, pertenecerán al terreno privado de cada uno de nosotros. Está sin embargo claro que la Iglesia Católica se ha convertido en un nido delincuentes donde se dan cita ladrones, pedófilos, estafadores, etc. que debido quizás a la situación de decrepitud moral que vive España, han aprovechado las circunstancias para hacer su agosto.
No se que opináis foreros, pero creo que la justicia debería actuar de forma radical y dura contra los desmanes de un sector de la curia, que utilizando la autoridad moral que les concede su ministerio, se dedican a prácticas criminales de variopinto índole y formato.
A ver que opináis

Yo, como tu amigo lobo, tampoco soy enemigo y menos amigo. La iglesia católica ha sido desde sus principios históricos un nido de todo eso que tu dices, aunque te has quedado algo corto en tus apreciaciones. Si tenemos en cuenta que la llamada santa inquisición, ha llegado casi a nuestros días y ya sabemos de sobra para que se utilizaba ese elemento inquisitivo. Claro que a día de hoy, los desmanes `políticos, como sistema de cualquier tipo de fascismo, tampoco ha sido declarado persona non grata por el Vaticano. Este papa, Francisco, parece ser que tiene o quiere atisbo de una reforma para; si no erradicarlo (cosa que sería imposible, por su complejidad), si al menos tratar de darle una justiciera solución a los problemas de ese tipo que vayan surgiendo. Aunque vaya también para el aquello que se dice; con la iglesia hemos topado. ¿Dices justicia amigo lobo? Mientras que la iden, clase política, militares además de otros entes, les unan los lazos históricos de la devoción y obediencia por lo religioso-sagrado; aquí en este país, la justicia será única y exclusivamente, para los mas tontos, o sea los subalternos. Llámense curas. Saludos amigo lobo.

AMIGO RAMÓN: La Iglesia apenas podría sobrevivir sin no dispusiera de todos los métodos de coacción imaginables, ya sean estos profanos (su íntima relación con el poder) o dogmáticos (el que no acepte sus dogmas está condenado al infierno). Desde siempre ha logrado contener a las masas con la ayuda de estas dos herramientas. Empero los tiempos han cambiado aunque no la Iglesia-referencia clara a la católica que es la que aquí nos preocupa-que se mantiene en sus cinco, sin dar margen al reconocimiento de otras doctrinas. o mejor dicho lo hacen, las reconocen por la vía, llamemos diplomática, pero manteniéndose firme en el infundio de disponer de la verdad absoluta. Como resulta que los tiempos han cambiado y los otrora fieles parroquianos disponen de otros medios para escrutar información y extraer sus propias consecuencias, generalmente discordantes con los principios de la fé pregonada, se encuentran
en un proceso de claro desafío a lo que hasta hace poco tiempo, servía como sedante para frenar la protesta contra las injusticias causadas por la propia Iglesia o en su nombre. Si das una mirada al proceso estadístico, verás que el número de "fieles"practicantes ha disminuido sensiblemente, convirtiendo ala Iglesia en un instrumento que tiene más que ver con la tradición que con el dogma.
El golpe más fuerte, y este se lo han dado ellos mismos, consiste en alinearse en la cultura del pelotazo, que sin tomar en consideración los términos causa efecto ha puesto a la curia a la altura de los mercaderes que Jesucristo expulsó del templo a palo limpio. El cultura del "pelotazo", es de por si una negación a los principios en que todo se basa, ya que aquí se trata de pasarlo lo mejor posible en este mundo olvidando lo que nos espera en la vida eterna. Es en el hedonismo emanante de esta forma de interpretar la vida donde hay que buscar las razones que impulsan a aquellos, como los curas, que han prometido fidelidad a los principios éticos, donde hay que buscar las razones de la decrepitud de una institución que siempre ha sido, con la Inquisición o las ideas, un instrumento de poder