MANOLO EL HONRAO.
Yo soy Manolo el honrao,
y aunque tímido y modesto,
soy el hombre más honesto
que jamás haya pisao
el suelo de Andalucía.
Suelo de mi Andalucía...
fuiste alfombra para mí:
Lo que el cuerpo me pedía,
tó lo tuve yo por tí.
No me he quedao ni una pela.
Lo que tié mi parentela
es por mérito, señores...
¡Si les llueven los millones,
es porque las subvenciones
se las dan a los mejores!
Que lo sepa quien me acosa:
Tengo limpia la conciencia...
Si he trincao alguna cosa
es por pura coincidencia.
¡Que soy Manolo el honrao!
¡Me merezco un monumento
donde salga retratao
con mi cara de cemento!
¡Y olé!
Y una colaboración de Javier:
Vamo pallá, D. manué,
baje ar suelo ar churumbé
y dele alegría ar cuerpo
que los palmeros de turno
quieren verlo en movimiento.
Enseña tacón, Manolo,
duende del tablao flamenco,
pisa con fuerza y con garbo,
con garra y con sentimiento.
Qué rabien los del PePé
mientras tú estás tan contento
bailando un Zapateado
con salero y fundamento,
qué vean con cuánto morro
pasas del remordimiento.
¡Ele la grasia, mi arma!,
sigue repartiendo euros
con esa jeta tan tuya
y tan de los de tu gremio
que el dinero no es de nadie
ni tiene, por tanto, dueño,
aunque a ti, Manolo Cháves,
se te vio pronto el plumero,
a la hora del reparto
tu familia fue primero.
Yo soy Manolo el honrao,
y aunque tímido y modesto,
soy el hombre más honesto
que jamás haya pisao
el suelo de Andalucía.
Suelo de mi Andalucía...
fuiste alfombra para mí:
Lo que el cuerpo me pedía,
tó lo tuve yo por tí.
No me he quedao ni una pela.
Lo que tié mi parentela
es por mérito, señores...
¡Si les llueven los millones,
es porque las subvenciones
se las dan a los mejores!
Que lo sepa quien me acosa:
Tengo limpia la conciencia...
Si he trincao alguna cosa
es por pura coincidencia.
¡Que soy Manolo el honrao!
¡Me merezco un monumento
donde salga retratao
con mi cara de cemento!
¡Y olé!
Y una colaboración de Javier:
Vamo pallá, D. manué,
baje ar suelo ar churumbé
y dele alegría ar cuerpo
que los palmeros de turno
quieren verlo en movimiento.
Enseña tacón, Manolo,
duende del tablao flamenco,
pisa con fuerza y con garbo,
con garra y con sentimiento.
Qué rabien los del PePé
mientras tú estás tan contento
bailando un Zapateado
con salero y fundamento,
qué vean con cuánto morro
pasas del remordimiento.
¡Ele la grasia, mi arma!,
sigue repartiendo euros
con esa jeta tan tuya
y tan de los de tu gremio
que el dinero no es de nadie
ni tiene, por tanto, dueño,
aunque a ti, Manolo Cháves,
se te vio pronto el plumero,
a la hora del reparto
tu familia fue primero.