Amigo P. FERNÁNDEZ, siempre me han resultado algo repulsivas las orugas, pero con estas hago una excepción. Me produce una curiosidad inmensa la labor de los gusanos de seda, y al tiempo que me agrada el tacto suave de su piel. ¿Quién, a lo largo de su vida, no ha tenido alguna vez estos adorables bichitos?
Saludos.