En los
rincones de esta triste
ruina de
Sabariego, aún late la vida; es curioso, pero me produce fascinación porque me hablan de la esencia de lo humano, de su efímera luz, incluso de su efímera huella.
Es todo lo que queda del hogar de mi infancia junto a mis abuelos Antoñolín (el cabrero) y María.
@Anif Larom