EL SABARIEGO. Pergamino de cortijos y olivos, SABARIEGO
Panorámica desde el cerro La Harina.
Adoro cada rincón de la aldea: callejas de piedra y polvo, inviernos gélidos con olor a terrón
mojado, a chimenea, a encina, a pan… El sabor a
migas y leche de cabra, y esa mecedora de
lona que contempla indolente como la lumbre
se retuerce trepidante entre la piel verde del olivo.
Esta aldea es, sin duda, un papiro donde rubricar mis raíces.