Cierro los ojos y te abrazo… no puedo imaginar la frialdad de la
noche, las tinieblas del vacío, y ese silencio donde yaces ahora arropada por la oscuridad.
Apreso cada pensamiento que me lleva hasta ti. Hasta ese lugar, hasta esa tarde lenta de
verano en un
rincón de esta aldea, con un ovillo de lana que, inquieto, da vueltas en tus manos; sentada en un sillón de
pino y anea con olor a pasado.
Me embriago de tu olor a jazmín, a fragantes rosas, a malvas, a lilas…
Qué lejos estás abuela, pero qué cerca te siento hoy.
@Anif Larom