Buenas Noches tengan Vuestras Mercedes
Ante todo… permitidme que os de las gracias por hacer acto de presencia por esta Nuestra Comunidad. La verdad es que da alegría cuando a estas horas ociosas previas al descanso para el catre…. uno abre la ventana y se encuentra con que algunos vecinos nos han saludado. Por el contario, daba pena cuando en los últimos días abría la ventana y aún continuaban mis últimos mensajes. Creedme que no tenía ganas de volver a escribir, y no porque no hubiera temas, siempre hay algo que comentar, pero…. no era caso de que siempre estuviera el mismo vecino dando el tostón. Al menos, esta noche colaboraré con mi aportación contestando…. por alusiones.
Amigos Forastero y Salaria…. una vez más, aparecen por mis escritos, motivos totalmente contrarios a mis deseos. Yo quiero que mis comentarios sean unos más de tantos, mi deseo es que pasen desapercibidos, pero por lo visto, y por más que me empeño, no lo consigo. Cosa triste ésta, ya que para eso deberé dar descanso a mi pluma. Y tendré que planteármelo, ya que para nada me apetece pasar por lo que no soy, y menos…. dar la impresión de “gramática perfecta y destreza literaria”.
Amigo Salaria no quiero que me regalen los oídos porque me pasa como a las chicas del grupo “Papá Levante” que “me pongo colorao cuando me miras”, pero es que no puedo, no sé, ni tampoco pretendo escribir de otra manera distinta a lo que pienso y a lo que me redacta esta berza que Dios me dio por cabeza. Y lo peor de todo, es que no me creéis cuando os digo que mis bastones “literarios” son el Word y un diccionario. Sin ellos… esto sería un desastre, naturalmente, y como dices, el Word corrige la ortografía ¿y te parece poco?, aunque no dice donde hay que poner las comas y hacer los puntos y aparte, eso lo hago yo donde se me antoja cuando voy escribiendo y luego en la última vuelta me digo….: Aquí parece que hay muchas comas y/o puntos, pues quito o cambio unos pocas y andando que es gerundio.
Mirad… en mi último comentario corté cuando iba a hablar de mis estudios y de la Universidad donde cursé mis estudios. Ahora que vosotros habéis comentado algo referente a vuestras primeras escuelas, os diré algo. Yo no empecé en la escuela de la señorita Trini como el amigo Salaria, que creo era en su casa de la calle San Januario y que a veces impartía las clases al Sol de su patio que daba a lo que hoy es la calle García Lorca y con las maravillosas vistas de La Corregidora al fondo. La señorita Trini era madre del chico que se casó con la hija menor de Pedro “el del Monje”. Yo también comencé mi vida universitaria llevando una silla de mi casa y pagando una “perra gorda” a Antonia Pepa, que unas veces nos daba las clases en su casa y otras a la entrada de la Iglesia de Las Monjas. Hasta que con seis años como decís vosotros ingresé en la Escuela Nacional en el grupo del “Campillo” (con su pozo en el centro y la lechería de Roa, al fondo), hoy día Parque de Velázquez y con D. Francisco de Paula de profesor, mejor dicho… de Maestro.
D. Francisco de Paula para mí, fue un buen maestro, aunque fracasó conmigo en una de sus grandes obsesiones: que escribiera bien. Sin embargo, en parte se lo recompensé con la gramática y con las matemáticas de aquellos tiempos. Le encantaban los verbos, los cuerpos geométricos y sus superficies, y sobre todo eso de….: Un tren sale de Zaragoza con destino a Madrid y otro sale de Madrid….. O, un ciclista recorre una distancia…. O, un depósito tarda en llenarse X horas con un grifo por el que sale… etc., etc., etc.…. Recuerdo que cuando mi Padre alguna vez le preguntaba: ¿Qué, D. Francisco cómo va el chiquillo? Él le contestaba: Ahí va, no habla mucho, pero fijarse….. se fija una barbaridad. Cuando le dé por sacar todo lo que ha metido fijándose, sabremos lo que ha aprendido. Y en ello andamos….
Mi carrera escolar sufría descansos temporales durante las recolecciones, “cimienzas”, podas, etc., cuando, con mi familia nos íbamos a los cortijos de vacaciones. Unas veces hacía de esportillero, otras de cribonero, otras cogiendo con las mujeres y otras terminando de puntear, eso en la recolección de aceituna. En otras labores y sin necesitar la sombrilla playera, me gustaba andar detrás de los mulos echando, como pulgarcito, garbanzos en el surco con la única preocupación de que su “piquillo” cayera hacia arriba para que pudieran nacer. Por eso, amigo Forastero, cuando alguna vez has comentado la idea del “Museo Agrícola”, me he dicho para mis adentros: Host…. todavía recuerdo la mayoría de los enseres y útiles de labranza de aquellos tiempos.
Y así discurrió mi carrera escolar hasta que con 14 años, “y por imperativo legal” la abandoné definitivamente cuando me dieron la Orla Académica y el título Universitario que hoy cuelgan de las paredes de mi despacho, y que acredita, como en su parte inferior dice: “Eres más del campo que un terrón”. Y a mucha honra, pero eso no quita para pasar por lo que no soy, y que vosotros veis en mí, a un dominador de la gramática, y además…. con destreza literaria. ¡Qué va! Ni mucho menos… ¡Qué más quisiera yo!
Bueeeno…, me he vuelto a exceder en tiempo y en espacio. Es mejor, amigo Forastero que deje para la próxima el comentario sobre el auto de los Reyes Magos y sus “interpretes”. Y por nada del mundo me molesto, amigo Salaria, cuando de nuestro Pueblo hablamos y recordamos, aunque últimamente no comentamos los problemillas que van surgiendo en nuestro vivir diario. Más bien, perdona tú por… por lo visto, algún lapsus mío en el que anteriormente ya te había insinuado que eras Profesor de Universidad, y nos es así. Disculpa, y como tú…. hasta aquí puedo leer.
Gracias a todos por estar hasta tan tarde haciéndome compañía y un abrazo de todo corazón para tod@s... tod@s....
Ante todo… permitidme que os de las gracias por hacer acto de presencia por esta Nuestra Comunidad. La verdad es que da alegría cuando a estas horas ociosas previas al descanso para el catre…. uno abre la ventana y se encuentra con que algunos vecinos nos han saludado. Por el contario, daba pena cuando en los últimos días abría la ventana y aún continuaban mis últimos mensajes. Creedme que no tenía ganas de volver a escribir, y no porque no hubiera temas, siempre hay algo que comentar, pero…. no era caso de que siempre estuviera el mismo vecino dando el tostón. Al menos, esta noche colaboraré con mi aportación contestando…. por alusiones.
Amigos Forastero y Salaria…. una vez más, aparecen por mis escritos, motivos totalmente contrarios a mis deseos. Yo quiero que mis comentarios sean unos más de tantos, mi deseo es que pasen desapercibidos, pero por lo visto, y por más que me empeño, no lo consigo. Cosa triste ésta, ya que para eso deberé dar descanso a mi pluma. Y tendré que planteármelo, ya que para nada me apetece pasar por lo que no soy, y menos…. dar la impresión de “gramática perfecta y destreza literaria”.
Amigo Salaria no quiero que me regalen los oídos porque me pasa como a las chicas del grupo “Papá Levante” que “me pongo colorao cuando me miras”, pero es que no puedo, no sé, ni tampoco pretendo escribir de otra manera distinta a lo que pienso y a lo que me redacta esta berza que Dios me dio por cabeza. Y lo peor de todo, es que no me creéis cuando os digo que mis bastones “literarios” son el Word y un diccionario. Sin ellos… esto sería un desastre, naturalmente, y como dices, el Word corrige la ortografía ¿y te parece poco?, aunque no dice donde hay que poner las comas y hacer los puntos y aparte, eso lo hago yo donde se me antoja cuando voy escribiendo y luego en la última vuelta me digo….: Aquí parece que hay muchas comas y/o puntos, pues quito o cambio unos pocas y andando que es gerundio.
Mirad… en mi último comentario corté cuando iba a hablar de mis estudios y de la Universidad donde cursé mis estudios. Ahora que vosotros habéis comentado algo referente a vuestras primeras escuelas, os diré algo. Yo no empecé en la escuela de la señorita Trini como el amigo Salaria, que creo era en su casa de la calle San Januario y que a veces impartía las clases al Sol de su patio que daba a lo que hoy es la calle García Lorca y con las maravillosas vistas de La Corregidora al fondo. La señorita Trini era madre del chico que se casó con la hija menor de Pedro “el del Monje”. Yo también comencé mi vida universitaria llevando una silla de mi casa y pagando una “perra gorda” a Antonia Pepa, que unas veces nos daba las clases en su casa y otras a la entrada de la Iglesia de Las Monjas. Hasta que con seis años como decís vosotros ingresé en la Escuela Nacional en el grupo del “Campillo” (con su pozo en el centro y la lechería de Roa, al fondo), hoy día Parque de Velázquez y con D. Francisco de Paula de profesor, mejor dicho… de Maestro.
D. Francisco de Paula para mí, fue un buen maestro, aunque fracasó conmigo en una de sus grandes obsesiones: que escribiera bien. Sin embargo, en parte se lo recompensé con la gramática y con las matemáticas de aquellos tiempos. Le encantaban los verbos, los cuerpos geométricos y sus superficies, y sobre todo eso de….: Un tren sale de Zaragoza con destino a Madrid y otro sale de Madrid….. O, un ciclista recorre una distancia…. O, un depósito tarda en llenarse X horas con un grifo por el que sale… etc., etc., etc.…. Recuerdo que cuando mi Padre alguna vez le preguntaba: ¿Qué, D. Francisco cómo va el chiquillo? Él le contestaba: Ahí va, no habla mucho, pero fijarse….. se fija una barbaridad. Cuando le dé por sacar todo lo que ha metido fijándose, sabremos lo que ha aprendido. Y en ello andamos….
Mi carrera escolar sufría descansos temporales durante las recolecciones, “cimienzas”, podas, etc., cuando, con mi familia nos íbamos a los cortijos de vacaciones. Unas veces hacía de esportillero, otras de cribonero, otras cogiendo con las mujeres y otras terminando de puntear, eso en la recolección de aceituna. En otras labores y sin necesitar la sombrilla playera, me gustaba andar detrás de los mulos echando, como pulgarcito, garbanzos en el surco con la única preocupación de que su “piquillo” cayera hacia arriba para que pudieran nacer. Por eso, amigo Forastero, cuando alguna vez has comentado la idea del “Museo Agrícola”, me he dicho para mis adentros: Host…. todavía recuerdo la mayoría de los enseres y útiles de labranza de aquellos tiempos.
Y así discurrió mi carrera escolar hasta que con 14 años, “y por imperativo legal” la abandoné definitivamente cuando me dieron la Orla Académica y el título Universitario que hoy cuelgan de las paredes de mi despacho, y que acredita, como en su parte inferior dice: “Eres más del campo que un terrón”. Y a mucha honra, pero eso no quita para pasar por lo que no soy, y que vosotros veis en mí, a un dominador de la gramática, y además…. con destreza literaria. ¡Qué va! Ni mucho menos… ¡Qué más quisiera yo!
Bueeeno…, me he vuelto a exceder en tiempo y en espacio. Es mejor, amigo Forastero que deje para la próxima el comentario sobre el auto de los Reyes Magos y sus “interpretes”. Y por nada del mundo me molesto, amigo Salaria, cuando de nuestro Pueblo hablamos y recordamos, aunque últimamente no comentamos los problemillas que van surgiendo en nuestro vivir diario. Más bien, perdona tú por… por lo visto, algún lapsus mío en el que anteriormente ya te había insinuado que eras Profesor de Universidad, y nos es así. Disculpa, y como tú…. hasta aquí puedo leer.
Gracias a todos por estar hasta tan tarde haciéndome compañía y un abrazo de todo corazón para tod@s... tod@s....