SABIOTE: Guardo muy gratamente en la memoria, supongo que como...

Guardo muy gratamente en la memoria, supongo que como todos los españoles, aquél día de diciembre de 1983 en que España, para estar en la fase final de la Copa de Europa de Francia 1984, necesitaba ganar a Malta por más de 11 goles de diferencia. Y en Sabiote, como en todos los pueblos de España, la gente hacía sus apuestas sobre la posibilidad de la clasificación o no, con algunas promesas etílicas en el caso positivo.
Aquella noche el clima no se presentaba propicio para salir de casa, aunque los amigos se juntaran en los bares del pueblo para ver juntos el empeño de los nuestros. Con la humedad que había al ser época de lluvias, me decidí a verlo tranquilamente en casa (bueno, en realidad no era mi casa, sino de Luis Maceo, que por 17.000 pesetas al mes me daba cama-individual y aparte ¿eh?- y comida).
Mientras pasaba el tiempo del partido y veía lo difícil que iba a resultar la proeza, entablé amistad con una botella de Centenario Terry que Luis me había puesto encima de la mesa camilla. Una copita de aquellas chiquitinas de colores era el equivalente a un gol marcado por los nuestros. Dios, qué día más glorioso. Los ánimos iban en progresión geométrica con el resultado y yo, juro que es cierto, contemplé con los ojos vidriosos que lo habíamos conseguido.
- Luis, vístete (estaba en pijama) y vámonos a la chispa que estará la gente celebrándolo por todo lo alto.
- ¿Y ahora te vas a ir con lo que has bebido?
- ¿Bebido? Si sólo he tomado un par de copa...
- Pero si te has bebido la botella entera...
- Bueno, vengas o no, yo me adelanto, hasta luego...
En la Chispa, para qué explicarlo... La Gente (con mayúsculas, claro) bebía como posesa, saltaba, gritaba, bailaba,... Qué forma de entrar en París por la puerta grande (me refiero a la afición, auténtica campeona de Europa en cuanto a celebraciones se refiere). Aquel amanecer casi nos sorprendió, había que dormir un par de horas antes de ir a trabajar. Y aquí viene el meollo de la cuestión. No veáis lo que dan de sí un par de horas para un sabioteño feliz y para una sabioteña sacrificada y abnegada. Por eso no os extrañéis que haya tantos jóvenes en Sabiote nacidos en el verano-otoño de 1984 (Yo, por mi parte, dormía solo, os doy mi palabra). De aquí que, si queremos salvar el problema de descenso de población del pueblo, tenemos que animar mucho para que España gane este próximo mundial.