Buenas tardes a tod@s
¡Que doblen las campanas! ¡Que suenen los clarines! ¿Ves, amigo Zaidín, cómo “er niño los alcanciles” aparecía más pronto que tarde? Y gracias a Dios, claro, o a San Ginés de la Jara, ¡vete tú a saber! Pero que no creo yo que su falta se haya debido ni a que le haya sentado mal la romería de Santa Rita, ni a que estuviera intentando escribir un poema en verso o en prosa, ni al cuadre del IRPF ni al enfado por los motivos que apunta Salaria (qué gran poema nos has mandado).
Amigo Verain, si tan mal estabas no sé cómo el doctor que te envió Jospa no se dio cuenta y te recetó algo, que las penas del alma son muy traicioneras, profundas y duraderas como para no prestarles la debida atención. Anda, anda, que te vamos a dar un caldico y de postre un bocadillo de migas, entrambos regados con un caldo manchego made in “la Chispa” y verás qué bien te sienta y cómo te repones pronto, que es lo que deseamos. Así, cuando estés más recuperado, podrás ver que tras releer el párrafo “…y me acuerdo mucho de la plaza de la santa cruz que yo jugaba de pequeña”, yo afirme que es del género femenino. Blanco es…la gallina lo pone… Fíjate el alegrón que se ha el amigo Salaria, no mayor que el mío propio. Lo de P Y G lo desconozco, te lo prometo, y si alguna vez tengo a algún conocido aquí que va a empezar a intervenir, os prometo a todos que os lo haré saber.
Por cierto Ury, para el año que viene te apuntas el puente de mayo a las II Jornadas Nacionales Migueras en casa del Forastero, que te ha invitado porque sabe que le salen de matrícula de honor, y, aunque les eche más agua de la cuenta, tiene todos los recursos para reconducir la situación y convertirlas en manjar de dioses (más pan o más tiempo al fuego). Y, por cierto, parece que se han olvidado de que tú querías saber cosas de la Plaza Santa Cruz, aquella plaza que yo atravesaba cuando iba a trabajar por las mañanas, sobre las siete y media, desde el antiguo cuartel de la guardia civil, silbando canciones de Louis Armstrong, feliz. A ver, a ver, ¿es que ninguno tenéis recuerdos de la Plaza de la Santa Cruz que contarle a Ury?
Verain, he de confesar que tienes razón, que los que expones son los argumentos que te da una vida de experiencia conociendo personas, pero te mostraré los míos, diferentes, pero no exclusivos. De igual forma que cuando uno, al hablar, dice una cosa y su interlocutor interpreta lo que él cree que dice (porque el que da el sentido a la frase es el que la cuenta), hablo de Esteban u otros amigos en función de mi relación con ellos. De ahí el dicho “uno cuenta de la feria según le va en ella”. Yo, a Esteban lo conocí personalmente, y lo que pude conocer de él posiblemente fuera una raya en el agua del caudaloso río de su vida, pero lo que conocí me gustó, y, con el tiempo (ese aparato que dulcifica las experiencias buenas o malas) dulcifiqué el recuerdo que de él tenía o en el que él participaba. Claro que para que este recuerdo fuera grato había que contar también con la situación: un coche cubierto por la nieve, una música agradable, una compañía querida, … y si en ese marco pintamos a mi amigo llevando una cerveza y un refresco, pues el no va más, ¿no? Pero de todas formas, apreciado amigo, tomo nota de tu consejo, aunque no sé si ya, y puesto que estoy hablando de ríos, rebasada más de la mitad de mi caudal vitalicio, podré adaptarme.
Y ya me di cuenta que eras un hombre sensible, por tal te he tenido ya hace tiempo, pero no sabía que añoraras tanto a tus compañeros de mili. La verdad es que todos, aunque lo pasamos mal en el cuartel, gracias al mal concepto de muchos militares de lo que es disciplina, poder y mando, con los años solo recordamos los ratos buenos y el compañerismo tan grande que llegamos a tener con los colegas. No sé dónde serviste tú, pero en mi momento me tocó en Melilla, donde había pocos permisos (yo fui un privilegiado), y no te daban “de fin de semana” o “franco de ría” porque no podías aprovecharlo (no había dinero para avión). Y además, mi mili fue más larga que la de la mayoría: tuve que estar dieciocho meses. Sí, sí, “…y dices tú de mili… Pero, en fin, aquí estamos y seguramente si nos dieran la posibilidad de volver a aquél momento, todos firmaríamos a ciegas, con inmediatez, sin importarnos las novatadas, las voces de mando, los uniformes, la clausura, ni nada por el estilo.
Lug, eso está bien, nos damos por enterados y sabemos que estás aquí, con nosotr@s.
Bueno, os dejo por hoy. Un abrazo a tod@s.
¡Que doblen las campanas! ¡Que suenen los clarines! ¿Ves, amigo Zaidín, cómo “er niño los alcanciles” aparecía más pronto que tarde? Y gracias a Dios, claro, o a San Ginés de la Jara, ¡vete tú a saber! Pero que no creo yo que su falta se haya debido ni a que le haya sentado mal la romería de Santa Rita, ni a que estuviera intentando escribir un poema en verso o en prosa, ni al cuadre del IRPF ni al enfado por los motivos que apunta Salaria (qué gran poema nos has mandado).
Amigo Verain, si tan mal estabas no sé cómo el doctor que te envió Jospa no se dio cuenta y te recetó algo, que las penas del alma son muy traicioneras, profundas y duraderas como para no prestarles la debida atención. Anda, anda, que te vamos a dar un caldico y de postre un bocadillo de migas, entrambos regados con un caldo manchego made in “la Chispa” y verás qué bien te sienta y cómo te repones pronto, que es lo que deseamos. Así, cuando estés más recuperado, podrás ver que tras releer el párrafo “…y me acuerdo mucho de la plaza de la santa cruz que yo jugaba de pequeña”, yo afirme que es del género femenino. Blanco es…la gallina lo pone… Fíjate el alegrón que se ha el amigo Salaria, no mayor que el mío propio. Lo de P Y G lo desconozco, te lo prometo, y si alguna vez tengo a algún conocido aquí que va a empezar a intervenir, os prometo a todos que os lo haré saber.
Por cierto Ury, para el año que viene te apuntas el puente de mayo a las II Jornadas Nacionales Migueras en casa del Forastero, que te ha invitado porque sabe que le salen de matrícula de honor, y, aunque les eche más agua de la cuenta, tiene todos los recursos para reconducir la situación y convertirlas en manjar de dioses (más pan o más tiempo al fuego). Y, por cierto, parece que se han olvidado de que tú querías saber cosas de la Plaza Santa Cruz, aquella plaza que yo atravesaba cuando iba a trabajar por las mañanas, sobre las siete y media, desde el antiguo cuartel de la guardia civil, silbando canciones de Louis Armstrong, feliz. A ver, a ver, ¿es que ninguno tenéis recuerdos de la Plaza de la Santa Cruz que contarle a Ury?
Verain, he de confesar que tienes razón, que los que expones son los argumentos que te da una vida de experiencia conociendo personas, pero te mostraré los míos, diferentes, pero no exclusivos. De igual forma que cuando uno, al hablar, dice una cosa y su interlocutor interpreta lo que él cree que dice (porque el que da el sentido a la frase es el que la cuenta), hablo de Esteban u otros amigos en función de mi relación con ellos. De ahí el dicho “uno cuenta de la feria según le va en ella”. Yo, a Esteban lo conocí personalmente, y lo que pude conocer de él posiblemente fuera una raya en el agua del caudaloso río de su vida, pero lo que conocí me gustó, y, con el tiempo (ese aparato que dulcifica las experiencias buenas o malas) dulcifiqué el recuerdo que de él tenía o en el que él participaba. Claro que para que este recuerdo fuera grato había que contar también con la situación: un coche cubierto por la nieve, una música agradable, una compañía querida, … y si en ese marco pintamos a mi amigo llevando una cerveza y un refresco, pues el no va más, ¿no? Pero de todas formas, apreciado amigo, tomo nota de tu consejo, aunque no sé si ya, y puesto que estoy hablando de ríos, rebasada más de la mitad de mi caudal vitalicio, podré adaptarme.
Y ya me di cuenta que eras un hombre sensible, por tal te he tenido ya hace tiempo, pero no sabía que añoraras tanto a tus compañeros de mili. La verdad es que todos, aunque lo pasamos mal en el cuartel, gracias al mal concepto de muchos militares de lo que es disciplina, poder y mando, con los años solo recordamos los ratos buenos y el compañerismo tan grande que llegamos a tener con los colegas. No sé dónde serviste tú, pero en mi momento me tocó en Melilla, donde había pocos permisos (yo fui un privilegiado), y no te daban “de fin de semana” o “franco de ría” porque no podías aprovecharlo (no había dinero para avión). Y además, mi mili fue más larga que la de la mayoría: tuve que estar dieciocho meses. Sí, sí, “…y dices tú de mili… Pero, en fin, aquí estamos y seguramente si nos dieran la posibilidad de volver a aquél momento, todos firmaríamos a ciegas, con inmediatez, sin importarnos las novatadas, las voces de mando, los uniformes, la clausura, ni nada por el estilo.
Lug, eso está bien, nos damos por enterados y sabemos que estás aquí, con nosotr@s.
Bueno, os dejo por hoy. Un abrazo a tod@s.