Alfredo Arrebola, catedrático del aula de flamencología de la Universidad de Málaga (como no quiero que hagan comparaciones con gente que habiendo dirigido gabinetes flamencos sólo se las valora por eso y no por sus demás títulos, diré que el sr. Arrebola es doctor en filología clásica y licenciado en ciencias eclesiásticas) era muy apreciado por tierras de Jaén. A Sabiote vino varias veces a cantar, una de las cuales lo fue gracias a la Caja de Granada, que financió la venida del maestro a deleitarnos a todos. Recuerdo que en el espacio amurallado que había junto al antiguo bar La Chispa actuó una noche con un auditorio abarrotado y entregado, pero guardo el grato recuerdo de que mi paisano me dedicó “-A mi amigo Damián”, dijo, una media granaína.
El artistazo tenía mucha amistad con D. José García, director del colegio, y quedaron para el corazón las veladas con Asensio Romero Valero y Pedro José, el Ché, tomando unos vinitos y asistiendo en la Peña Flamenca de Torreperogil a buenos ratos de cante.
Ahora me imagino que, aunque jubilado de su cátedra flamenca, tendrá menos tiempo y ganas (a causa de sus 75 añazos) para asistir a veladas flamencas por nuestra geografía andaluza, que no pondrá su maleta abierta para vender cassettes con su nuevo disco al término de sus actuaciones y a la salida del público asistente. Sé que, si quiero verlo, tendré que acudir a su pueblo de Villanueva de Mesía, donde ha vuelto tras su retiro laboral, pero quién sabe, quizá un día pueda tomarme un vino con un amigo y, como dijo mi admirado León Felipe “ ¡Oh, qué alegría!, poder pagar una letra, una deuda, una limosna de amistad a los treinta (en el original, una limosna de amor, a los cincuenta) años de vencida”.
Y hablando de León Felipe, aquí os dejo un hermoso poema que habla de la escuela de la vida, y no creo que haya mucha gente con más asignaturas aprobadas que él. Juzgad vosotros mismos:
http://lacomunidad. elpais. com/la-mujer-poliedrica/2008/2 /17/escuela-leon-felipe-mi-aut oregalo-al-post-numero-100-
El artistazo tenía mucha amistad con D. José García, director del colegio, y quedaron para el corazón las veladas con Asensio Romero Valero y Pedro José, el Ché, tomando unos vinitos y asistiendo en la Peña Flamenca de Torreperogil a buenos ratos de cante.
Ahora me imagino que, aunque jubilado de su cátedra flamenca, tendrá menos tiempo y ganas (a causa de sus 75 añazos) para asistir a veladas flamencas por nuestra geografía andaluza, que no pondrá su maleta abierta para vender cassettes con su nuevo disco al término de sus actuaciones y a la salida del público asistente. Sé que, si quiero verlo, tendré que acudir a su pueblo de Villanueva de Mesía, donde ha vuelto tras su retiro laboral, pero quién sabe, quizá un día pueda tomarme un vino con un amigo y, como dijo mi admirado León Felipe “ ¡Oh, qué alegría!, poder pagar una letra, una deuda, una limosna de amistad a los treinta (en el original, una limosna de amor, a los cincuenta) años de vencida”.
Y hablando de León Felipe, aquí os dejo un hermoso poema que habla de la escuela de la vida, y no creo que haya mucha gente con más asignaturas aprobadas que él. Juzgad vosotros mismos:
http://lacomunidad. elpais. com/la-mujer-poliedrica/2008/2 /17/escuela-leon-felipe-mi-aut oregalo-al-post-numero-100-