Hola a todos:
RAZONES PARA LA HUELGA
Estoy afiliado a Comisiones Obreras y el próximo miércoles, 29 de septiembre, me sumaré a la huelga general, convocada por esta central sindical junto a la Unión General de Trabajadores (UGT), En esta ocasión no se trata de una cuestión de militancia, sino de convicción..
Son muchas las razones que hacen necesaria e imprescindible una movilización ciudadana contundente y mayoritaria, con el objetivo de promover una rectificación del Ejecutivo, que pasa por la revisión de la reforma laboral aprobada por el PSOE, con la abstención cómplice del PNV, bajo los dictados del Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea. Esta nueva normativa, claramente regresiva, constituye una agresión al conjunto de la población que, con toda la razón, se siente indefensa y vulnerable ante los abusos de una clase empresarial más interesada en incrementar sus beneficios que en garantizar la cohesión social o promover la creación y mantenimiento del empleo existente.
Quienes, coincidiendo con el estallido de la crisis en Estados Unidos, abogaron por la superación del capitalismo o, al menos, por poner límites a sus atropellos se han convertido en sus máximos valedores. Han quedado en el olvido todas las proclamas contra el modelo de desarrollo neoliberal y son historia compromisos como los anunciados por Sarkozy, en 2008, sobre la urgencia de «replantear el sistema desde cero» o declaraciones como las lanzadas entonces por Rodríguez Zapatero, cuestionando el impacto de un «capitalismo sin fronteras, ni ética». Claro que en aquel contexto el propio Díaz Ferrán reivindicaba, desde la presidencia de la CEOE, «un paréntesis en el libre mercado».
Han transcurrido menos de dos años desde que los líderes mundiales y las grandes empresas entonaran un amago de mea culpa y hoy el capitalismo no sólo es inocente y queda libre de toda responsabilidad, sino que además debemos preservarlo y protegerlo por nuestro bien. La doctrina neoliberal ha logrado extender su pensamiento a través del control de la información y la comunicación hasta el punto de que la reforma laboral, que abarata el despido y fomenta la flexibilidad, se presenta como una herramienta para generar empleo estable. Increíble, pero cierto. La estrategia es muy simple: primero se difunde la idea de que las empresas no pueden contratar a más trabajadoras y trabajadores porque la legislación resulta obsoleta y rígida.
A continuación, las mismas voces nos proponen la solución: reduzcamos la indemnización por despido de 45 a 20 días por año y autoricemos los recortes de plantilla bajo la excusa de una hipotética previsión de pérdidas futuras. Este discurso se repite una y otra vez hasta que es aceptado como la única solución por una ciudadanía mayoritariamente acrítica, adormecida por el consumo de productos de entretenimiento de baja calidad, que centran nuestra atención en lo insignificante para evitar que tomemos conciencia de lo realmente importante. Esta técnica, que Noam Chomsky resume en un decálogo sobre manipulación ejercida por las élites políticas y económicas, se aplica a todas las acciones del Gobierno.
RAZONES PARA LA HUELGA
Estoy afiliado a Comisiones Obreras y el próximo miércoles, 29 de septiembre, me sumaré a la huelga general, convocada por esta central sindical junto a la Unión General de Trabajadores (UGT), En esta ocasión no se trata de una cuestión de militancia, sino de convicción..
Son muchas las razones que hacen necesaria e imprescindible una movilización ciudadana contundente y mayoritaria, con el objetivo de promover una rectificación del Ejecutivo, que pasa por la revisión de la reforma laboral aprobada por el PSOE, con la abstención cómplice del PNV, bajo los dictados del Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea. Esta nueva normativa, claramente regresiva, constituye una agresión al conjunto de la población que, con toda la razón, se siente indefensa y vulnerable ante los abusos de una clase empresarial más interesada en incrementar sus beneficios que en garantizar la cohesión social o promover la creación y mantenimiento del empleo existente.
Quienes, coincidiendo con el estallido de la crisis en Estados Unidos, abogaron por la superación del capitalismo o, al menos, por poner límites a sus atropellos se han convertido en sus máximos valedores. Han quedado en el olvido todas las proclamas contra el modelo de desarrollo neoliberal y son historia compromisos como los anunciados por Sarkozy, en 2008, sobre la urgencia de «replantear el sistema desde cero» o declaraciones como las lanzadas entonces por Rodríguez Zapatero, cuestionando el impacto de un «capitalismo sin fronteras, ni ética». Claro que en aquel contexto el propio Díaz Ferrán reivindicaba, desde la presidencia de la CEOE, «un paréntesis en el libre mercado».
Han transcurrido menos de dos años desde que los líderes mundiales y las grandes empresas entonaran un amago de mea culpa y hoy el capitalismo no sólo es inocente y queda libre de toda responsabilidad, sino que además debemos preservarlo y protegerlo por nuestro bien. La doctrina neoliberal ha logrado extender su pensamiento a través del control de la información y la comunicación hasta el punto de que la reforma laboral, que abarata el despido y fomenta la flexibilidad, se presenta como una herramienta para generar empleo estable. Increíble, pero cierto. La estrategia es muy simple: primero se difunde la idea de que las empresas no pueden contratar a más trabajadoras y trabajadores porque la legislación resulta obsoleta y rígida.
A continuación, las mismas voces nos proponen la solución: reduzcamos la indemnización por despido de 45 a 20 días por año y autoricemos los recortes de plantilla bajo la excusa de una hipotética previsión de pérdidas futuras. Este discurso se repite una y otra vez hasta que es aceptado como la única solución por una ciudadanía mayoritariamente acrítica, adormecida por el consumo de productos de entretenimiento de baja calidad, que centran nuestra atención en lo insignificante para evitar que tomemos conciencia de lo realmente importante. Esta técnica, que Noam Chomsky resume en un decálogo sobre manipulación ejercida por las élites políticas y económicas, se aplica a todas las acciones del Gobierno.