En el yacimiento de icnitas declarado
monumento natural podemos encontrar las huellas de dinosaurio que nos remontan a los tiempos de la prehistoria.
Los primeros habitantes de estas tierras nos legaron un gran conjunto de pinturas rupestres entre las que destacan las de la
cueva del Apolinario, de mediados del IV milenio a C. Durante la Edad del Bronce (II milenio a C), y ligado a la consolidación de la metalurgia de
Sierra Morena, se produjo una intensa ocupación de sus tierras con la aparición de varios poblados.
Los orígenes de su actual emplazamiento se remontan a etapa ibérica, en la que según los hallazgos arqueológicos y las
fuentes, se levantaba un Oppidum (poblado fortificado), identificado como Ilurgeia, que fue conquistado por el pretor
romano Cayo Flaminio en el 192. Sobre la importancia de este enclave en época ibéro-
romana son testimonio los notables tesoros de "Perotito" (
Museo Arqueológico Nacional) y el de la "Alameda" (Museo Arqueológico Provincial).
La identificación de Santisteban con la ciudad romana de Ilugo fue atestiguada por el hallazgo del pedestal de la
estatua de Adriano, en sus inmediaciones. Según reza su inscripción fue erigido por los decuriones de esta ciudad. En tiempos de Adriano, Ilugo adquirió la categoría de municipio latino.
Durante la época romana se produjo una proliferación de villas en su entorno entre las que destaca la de La Peñuela, en la que se encontró un
mosaico con la representación de Aquiles en Scyros y la Disputa de Marsias y Apolo (Museo Provincial.).
En época visigoda cambió el nombre de la población de Ilugo a
San Esteban. De este periodo es la
pila bautismal hallada en La Peñuela (Museo Arqueológico Nacional).
Durante la ocupación islámica aparece mencionado en distintas ocasiones en las fuentes como Sant Astiban o Sant Istiban, por cuanto fue una de las fortificaciones en las que se sublevaron los hermanos Banu Habil contra el emir Abd Rhaman III.
En 1226 Fernando III adquirió Sant Istibin y le concedió el Fuero de
Cuenca. En esta época se levantaron varios recintos fortificados en su término:
Castillo de
Torre Alver, Castillo de Ero y el de Poyato.
Alfonso X cedió Santisteban como aldea a Úbeda, una situación que duró poco tiempo, pues en 1285 Sancho IV le concedió el privilegio de Villa Real.
Desde finales del siglo XIV hasta el siglo XIX la
historia de Santisteban estuvo ligada a la
Casa de los Benavides. En 1371 el rey Enrique II concedió la Villa de Santisteban con sus lugares de Navas y el
Castellar a Men Rodríguez de Benavides. En 1473 Enrique IV convirtió este señorío en condado y siglos más tarde, en 1793, se convertirían en duques de
Santisteban del Puerto. En esta situación permaneció Santisteban y sus aldeas hasta la abolición de los señoríos decretada en las Cortes de
Cádiz.
Desde la instauración del condado se desarrollaron una serie de litigios entre los tres
pueblos que formaban el condado - Santisteban, Castellar y Navas- algunos de los cuales han perdurado hasta nuestros días. Punto culminante de estos litigios fue la resolución de 1798 conocida como "Escritura de la Concordia", por la que se establecía la cesión por parte la casa señorial de una serie de terrenos a los tres pueblos y como contrapartida la cesión de terrenos baldíos al Condado de Santisteban. Con todo, este tratado no significó el final de los pleitos, en el siglo XIX continuó un largo litigio que perseguía delimitar con precisión las demarcaciones territoriales de los municipios de Castellar y Santisteban.
De los antepasados de este municipio quedan un gran conjunto de pinturas rupestres entre las que destacan las de la cueva del Apolinario, de mediados del IV milenio a C. Durante la Edad del Bronce (II milenio a C), y ligado a la consolidación de la metalurgia de Sierra Morena, se produjo una intensa ocupación de sus tierras con la aparición de varios poblados. Los orígenes de su actual emplazamiento se remontan a etapa ibérica, en la que según los hallazgos arqueológicos y las fuentes, se levantaba un Oppidum (poblado fortificado), identificado como Ilurgeia, que fue conquistado por el pretor romano Cayo Flaminio en el 192. Sobre la importancia de este enclave en época ibéro-romana son testimonio los notables tesoros de Perotito (Museo Arqueológico Nacional) y el de la Alameda (Museo Arqueológico Provincial). La identificación de Santisteban con la ciudad romana de Ilugo fue atestiguada por el hallazgo del pedestal de la estatua de Adriano, en sus inmediaciones. Según reza su inscripción fue erigido por los decuriones de esta ciudad. En tiempos de Adriano, Ilugo adquirió la categoría de municipio latino. En época visigoda cambió el nombre de la población de Ilugo a San Esteban. De este periodo es la pila bautismal hallada en La Peñuela (Museo Arqueológico Nacional). Durante la ocupación islámica aparece mencionado en distintas ocasiones en las fuentes como Sant Astiban o Sant Istiban, por cuanto fue una de las fortificaciones en las que se sublevaron los hermanos Banu Habil contra el emir Abd Rhaman III. En 1226 Fernando III adquirió Sant Istibin y le concedió el Fuero de Cuenca. En esta época se levantaron varios recintos fortificados en su término: Castillo de Torre Alver, Castillo de Ero y el de Poyato. Alfonso X cedió Santisteban como aldea a Úbeda, una situación que duró poco tiempo, pues en 1285 Sancho IV le concedió el privilegio de Villa Real. Desde finales del siglo XIV hasta el siglo XIX la historia de Santisteban estuvo ligada a la Casa de los Benavides. En 1371 el rey Enrique II concedió la Villa de Santisteban con sus lugares de Navas y el Castellar a Men Rodríguez de Benavides. En 1473 Enrique IV convirtió este señorío en condado y siglos más tarde, en 1793, se convertirían en duques de Santisteban del Puerto. En esta situación permaneció Santisteban y sus aldeas hasta la abolición de los señoríos decretada en las Cortes de Cádiz. Desde la instauración del condado se desarrollaron una serie de litigios entre los tres pueblos que formaban el condado - Santisteban, Castellar y Navas- algunos de los cuales han perdurado hasta nuestros días. Punto culminante de estos litigios fue la resolución de 1798 conocida como Escritura de la Concordia, por la que se establecía la cesión por parte la casa señorial de una serie de terrenos a los tres pueblos y como contrapartida la cesión de terrenos baldíos al Condado de Santisteban. Con todo, este tratado no significó el final de los pleitos, en el siglo XIX continuó un largo litigio que perseguía delimitar con precisión las demarcaciones territoriales de los municipios de Castellar y Santisteban.