Efectivamente, la costumbre de ir a Cortes continúa. Y también siguen yendo andando.
Yo fuí un año, estando soltero, y dormí en Villapalacios, en una cama que tenia el colchón de borra, pero estaba endurecida; alto en el centro y mas bajo -inclinado- en las orillas. Acabé acostándome en el suelo, porque cuando me dormía en el colchón me resbalaba. Fué una noche desastrosa, que no olvidaré facilmente.
Yo fuí un año, estando soltero, y dormí en Villapalacios, en una cama que tenia el colchón de borra, pero estaba endurecida; alto en el centro y mas bajo -inclinado- en las orillas. Acabé acostándome en el suelo, porque cuando me dormía en el colchón me resbalaba. Fué una noche desastrosa, que no olvidaré facilmente.
¡Qué mal se dormía en un colchón de borra y qué bien en uno de lana! Aunque eso sí que era hacer la cama, todo un trabajo. Sobre todo si contamos desde ir a la sierra a buscar pastores a quienes comprarles la lana, después lavarla y hacerle todo lo que había que hacerle y luego llenar los colchones.