No deseaba opinar en este foro pero mi forma de ser me obliga a hacerlo y más cuando se trata de defender a un amigo.
Soy de Villacarrillo, mi padre era de Villanueva del Arzobispo, estoy casado con una sorihueleña y llevo de emigrante 49 años.Esta es mi tarjeta de visita.
Desde 1958 visito Sorihuela, algunos años varias veces, y en este bonito pueblo tengo muchos amigos, entre ellos a don Antonio Duro.
Mire usted, señor anónimo, un hombre que ha vivido toda su existencia de un sueldo, ejerciendo su dignísima profesión de Maestro de escuela hasta jubilarse, no es un señorito. Creo que ha tomado el rábano por las hojas o tal vez usted no sepa lo que es un señorito, esa especie, que parece ser está en vías de extrinción, fue algo responsable de que yo y varios miles de personas de esa hermosa comarca, tuviéramos que emigrar.
Si don Antonio Duro, cuando residía en su pueblo, se juntaba con algunos de esos señoritos era porque hacía uso de su libertad y nadie tiene derecho a recriminar a otro ser con quien se quiere juntar.
La familia y otras varias cosas más no se pueden elegir pero los amigos sí y el señor Duro fue, y sigue siéndolo, un amigo sincero y leal conmigo, por eso lo defiendo de personas que, como el caso de usted, se escudan en el anonimato para zaherir e insultar. Eso, señor mío, es simplemente una cobardía.Se lo dice a usted José María Redondo Tortosa.
Soy de Villacarrillo, mi padre era de Villanueva del Arzobispo, estoy casado con una sorihueleña y llevo de emigrante 49 años.Esta es mi tarjeta de visita.
Desde 1958 visito Sorihuela, algunos años varias veces, y en este bonito pueblo tengo muchos amigos, entre ellos a don Antonio Duro.
Mire usted, señor anónimo, un hombre que ha vivido toda su existencia de un sueldo, ejerciendo su dignísima profesión de Maestro de escuela hasta jubilarse, no es un señorito. Creo que ha tomado el rábano por las hojas o tal vez usted no sepa lo que es un señorito, esa especie, que parece ser está en vías de extrinción, fue algo responsable de que yo y varios miles de personas de esa hermosa comarca, tuviéramos que emigrar.
Si don Antonio Duro, cuando residía en su pueblo, se juntaba con algunos de esos señoritos era porque hacía uso de su libertad y nadie tiene derecho a recriminar a otro ser con quien se quiere juntar.
La familia y otras varias cosas más no se pueden elegir pero los amigos sí y el señor Duro fue, y sigue siéndolo, un amigo sincero y leal conmigo, por eso lo defiendo de personas que, como el caso de usted, se escudan en el anonimato para zaherir e insultar. Eso, señor mío, es simplemente una cobardía.Se lo dice a usted José María Redondo Tortosa.