... Y los cien dias de la rana: Cien dias le concedió el cocinero a la rana. _ Al llegar al borde, cobraré el tiempo con el descender de mi hacha, separando tu cintura de tus ancas.¡Ciento uno me concedio el "Delgao" de la guadaña!. Y la rana sentose al borde de su
charca, saludó al sol,
amigo de su sangre agazapada, jugó con su lengua entre los juncos y respiró perfumes de yerbabuena saltando entre cañas. El
agua, su madre cuna le presto un sombrero cuando el sol se le enfadaba; con su croar le
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