ESTIMADO RAMÓN MOYA: antes que nada desearte una pronta recuperación de ese resfriado, que, por lo que describes, debe ser una de esas gripes que anualmente, para que no olvidemos su existencia, nos martirizan con esos síntomas que tu ya has puesto sobre el tapete.
Quizá va siendo hora de que cuente la segunda parte de esa conferencia sobre moral y que si fue una orgía de títulos académicos formales, también lo fue de perjuicios basados, según mis criterios en la más pura de las ignorancias.
Como ya te decía, esta segunda parte consistió en un simposio donde de forma voluntaria y relajada deberíamos contrastar las impresiones que la retórica de los oradores nos había dejado. Caí en un grupo el que, de forma casual, lo componían un psicólogo, un cura, un aburrido comerciante (que no se a que coño fue, el tío era un verdadero borrego que no dijo más que majaderías), un maestro de lenguas clásicas y éste humilde servidor.
El psicólogo, que aunque hablaba un perfecto castellano se le notaba cierto deje sajón, fue el primero en lanzar la piedra exponiendo el interrogante de si existía moral sin Dios, lo que fue
automaticamente rechazo por el cura y por el ya citado borrego, aunque, como ya he dicho este sujeto se limitó a decir SI, sin aportar nada al tema. El maestro y yo, calladitos, pues no habíamos apreciado aún con claridad, por donde iban los tiros. Fue sin embargo cuando el psicólogo empezó a ser más individual y a hablar de su trabajo, cuando la conversación tomó un giro que al final acabó desnudando a él mismo y al cura. Dijo el tal sujeto, que estaba integrado en un equipo compuesto por médicos, teólogos y otros humanistas que en la universidad, si mal no recuerdo de Toronto, investigaban la división entre el cuerpo y el alma, ilustrando su resultados en estudios hechos a personas que en principio habían dejado la existencia, pero que la ciencia había logrado reintegrar a este mundo. Como prueba exponía las narraciones de esos transfugas entre la vida y la muerte, sobre ese famoso túnel iluminado en su salida y la sensación de sentir la paz, tranquilidad y bienestar que se supone es propia del paraíso. Te puedes suponer, que la idea de fuerte carácter deista, fue automáticamente apoyada por el clérico ya que ratificaba sus posiciones moralizadoras, afirmando que esto era una prueba clara de la existencia de Dios, que por ser así, era fuente de toda moral. Las cosas se le complicaron al sacerdote, cuando ese criterio fue puesto en duda por el maestro de lenguas y por un servidor. Y mira que nuestra oposición partía de un principio que tiene sus bases en la misma iglesia, aclarando: en su oposición a aceptar el que la ciencia pueda hacer volver a la vida, a personas que ya han sido consideradas como fallecidas, aquí la iglesia es tajante y pregona la imposibilidad de retornar un difunto a la vida."Si esto es posible, muestra que la persona en cuestión no ha muerto", y no valgan aclaraciones científicas. Personalmente aporte el supuesto de que le evolución nos haya previsto de mecanismos que hagan posible la mitigación o prevención de cierto tipo de causas en la vida humana. Como ejemplo cité un hecho bastante corriente en el proceder humano, consistente en esa especie de respingo que a veces se produce a la hora de tomar el sueño. Estoy contando sobre esa situación bastante común, en la que cuando estamos pasando la fase del consciente al reino de morfeo, se produce un espasmo que nos vuelve nuevamente, por muy corto espacio de tiempo al consciente para después inmediatamente entrar en el sueño. Una vez obtuve una explicación científica a este fenómeno de un investigador, que si poder precisar me dijo que posiblemente se tratara de restos de una herencia genética, programada así en nuestro cerebro desde nuestro estado de simples simios, para confirmar que el lugar escogido para pernoctar, con frecuencia entre las ramas de un árbol, era seguro. El cura, que tan dispuesto estaba a aceptar lo del túnel, no se mostró interesado en la relación que pudiera existir entre los dos fenómenos, alegando que mientras el primer caso era prueba evidente del cambio de fase, de una dimensión a otra, consideraba el segundo como una bagatela sin fundamento. A todo esto la situación se complicó al hacer saber el psicólogo, que resultó ser canadiense con antecedentes en Honduras Británica, hoy Belize, que él no era católico, pero si metodista y también creacionista, aunque el sostenía la creencia de que el mundo fue creado hace 50.000años, vete a saber en que basan sus cuentas estos pitufos. Bueno el caso es que el cura al no tener respuesta a lo planteado, sobre todo a la definición de cuando uno es considerado muerto, se escapo por las ramas, sin antes tachar nuestras ideas de demenciales y como el tema era la moral, de amorales. Pero todo esto con un lenguaje y modales que recordaban a aquellos curas del naciona-lcatolicismo, moralistas e incultos. El comerciante, que repito, no se que leche hacía alli, se puso al lado del "pater", y mira que curiosidad, el psicólogo metodista, sin aceptar nuestro punto de vista, tampoco lo rechazó.
Encuentro bastante difícil escribir este tipo de cosas en la pequeña ventana que nos ofrece el web del foro, ya que no ofrece una perspectiva total de lo que escribes, por lo que me quedo aquí, aunque de esta conversación podría estar contando mucho más. Quizás lo haga fragmentado en sucesivos mensajes.
La moraleja que extraje de los hechos, es que a pesar de lo sofisticado de los tiempos, aún andan por ahí sueltos cientos de carcamales de primera clase, pero que tienen una gran influencia en nuestra sociedad. La segunda sería que existen grandes ignorantes con titulaciones académicas de las cuales se valen para meter la cuchara a donde no deben.
La tercera sería ponerme al lado de aquellos que luchan por mantenerse íntegros, conscientes de que la moral es algo mutable en todos los humanos por estar en dependencia de los hechos y las circunstancias. La cuarta sería el rechazo total a los moralizadores, ya que con frecuencia obran bajo el signo de la hipocresía.
Pido excusas por extenderme tanto
Un saludo
... (ver texto completo)