La población de
Villardompardo, cabecera del antiguo condado de los
Torres de
Portugal, presenta desde lejos una silueta inconfundible, situada en alto y con sus dos torres, la de la
iglesia y la del
castillo.
En época islámica, Villardompardo no era más que una pequeña alquería, que tras la conquista cristiana, el rey Fernando III el
Santo concedió a don Pedro Aznar Pardo, quien levantaría la fortaleza. Este primer donadío de época de la conquista iría, a la par que los de la provincia , acrecentándose durante la minoría de edad de los reyes Fernando IV y Alfonso IX, y la guerra entre Pedro I y Enrique de Trastámara, hasta convertirse en señorío. En 1371 Villardompardo le fue entregado como señorío en las Cortes de
Toro por Enrique III a don Pedro Ruiz de Toro.
En 1394 don Fernando de Portugal se casó con la heredera del señorío de
Escañuela, formando son sus posesiones (Villardompardo y Escañuela) el señorío de los Torres y Portugal. Este linaje entroncaría con el Condestable Lucas de Iranzo, quien añadió las posesiones de la
Casa de Villargordo, formándose así un gran señorío. La fortaleza jugó un importante papel en las guerras nobiliarias de la época, momento en el que se levantaría la gran
torre del
homenaje.
En tiempos de Felipe II la villa se convirtió en cabeza de condado de Don Fernando de Torres y Portugal, Conde de Villardompardo, quien realizaría la transformación del castillo en residencia palacial. Finalmente fue incorporado al marquesado de Bélgida, en el que permaneció hasta el siglo XVIII.
En época islámica, Villardompardo no era más que una pequeña alquería, que tras la conquista cristiana, el rey Fernando III el Santo concedió a don Pedro Aznar Pardo, quien levantaría la fortaleza. Este primer donadío de época de la conquista iría, a la par que los de la provincia , acrecentándose durante la minoría de edad de los reyes Fernando IV y Alfonso IX, y la guerra entre Pedro I y Enrique de Trastámara, hasta convertirse en señorío. En 1371 Villardompardo le fue entregado como señorío en las Cortes de Toro por Enrique III a don Pedro Ruiz de Toro. En 1394 don Fernando de Portugal se casó con la heredera del señorío de Escañuela, formando son sus posesiones (Villardompardo y Escañuela) el señorío de los Torres y Portugal. Este linaje entroncaría con el Condestable Lucas de Iranzo, quien añadió las posesiones de la Casa de Villargordo, formándose así un gran señorío. La fortaleza jugó un importante papel en las guerras nobiliarias de la época, momento en el que se levantaría la gran torre del homenaje. En tiempos de Felipe II la villa se convirtió en cabeza de condado de Don Fernando de Torres y Portugal, Conde de Villardompardo, quien realizaría la transformación del castillo en residencia palacial. Finalmente fue incorporado al marquesado de Bélgida, en el que permaneció hasta el siglo XVIII.