El origen de
Ardales se remonta a la prehistoria. Existen diversos rastros prehistóricos en las
cuevas del entorno, siendo la primera fortificación del enclave obra de los celtíberos (Turobriga) y posteriormente ampliado en la época
romana. Se encuentran con frecuencia en sus tierras hachas de sílex, agujas de hueso y otros objetos de la Edad de
Piedra aunque la prueba más concluyente son las pinturas rupestres de la
Cueva de la Calinoria, también llamada de Doña Trinidad Grund, distante 5 kilómetros del
pueblo, cuyas figuras monocromas de animales nos conducen por el habitat del hombre del Paleolítico Superior. En la época celtíbera, está probada la ubicación en las inmediaciones de Ardales por los vestigios que quedan de la ciudad de Turobriga, asentada en aquel país que entonces se denominaba de los bástulos junto al
castillo de Turón, y citada por Plinio, procurador
romano en
España en el primer siglo de nuestra era. En tiempos de la dominación romana, fue fortificada con la construcción de un castillo, la llamada Peña de Ardales, alrededor de la cual fue edificándose el pueblo. Pero auténtica categoría de villa sólo la halló al producirse la invasión árabe y ser distribuidas estas tierras por el emir Al-Hurr Al Tagafi en el 716, dándosele el nombre de Ard-Allah. Ardales cobra importancia durante el siglo IX, cuando Omar Ben Hafsum estableció en Bobastro, que la mayoría de los estudios sitúan en las Mesas de Villaverde a 4 kilómetros al Este de Ardales, un pequeño reino cristiano rebelde al Califato de
Córdoba. Las fortalezas de Ardales y Turón por el Oeste, el castillo de
Teba por el Este y el de
Alora por el Sur formaban el
arco defensivo de Bobastro y su comarca, pues sus habitantes desde el principio del alzamiento hicieron causa común con Ben Hafsum. El castillo de Ardales, por estar en la frontera, fue muy combatido, alternándose el dominio sobre él entre castellanos y andalusíes. El municipio fue fundado al conquistarse el pueblo el 24 de marzo de 1389 durante el reinado de Juan I, por el caballero don Juan Ramírez de Guzmán, al que Enrique III concedió el señorío de la población. En su castillo se firmó el pacto de Ardales entre el rey Juan II, representado por el Adelantado de
Andalucía, don Diego Gómez de la Ribera, y el príncipe granadino Yusuf Ben Al Mavi. Su
escudo está formado por dos
castillos, Turón y Ardales, y un
puente que une a las dos fortalezas. Vázquez Otero supone que estos dos castillos servirían de puente defensivo del cuadrilatero de riqueza agrícola junto con los de Teba y Álora.
El topònimo es
románico, de raíz claramente mozárabe. Será en época árabe en la que tome relevancia el enclave, sobre todo durante la rebelión de Omar Ben Hafsun contra el emir de Córdoba (880), quien también construyó el poblado rupestre de Bobastro
"Hardales" fue visitado en 1564 por el dibujante holandés Juris Hoefnagel, discípulo de Durero, que le dedicó un grabado (publicado por Felipe II en el libro V del Civitatis Orbis Terrarum) donde puede observarse la forma característica de la población hace casi cinco siglos (
Museo).