Se tiene constancia de los primeros datos de este municipio en la etapa de dominación musulmana en base a la disposición y trazado de
calles y
edificios. Al principio se denominó
Arenas del Rey porque, según
tradición local, en él estuvo alojado el Rey Fernando el Católico con sus continuos y capitanes, cuando en 1487 vino al frente del
ejército para el sitio y conquista de la ciudad de Vélez. Existen sin embargo, noticias más antiguas del
castillo que se encuentra muy próximo a Arenas, sobre un cerro que domina todos los
pueblos de la zona y parte de la costa, denominado Bentomiz. Esta fortaleza fue en un principio poblado ibérico, sobre el que fenicios y griegos establecieron factorías, pasando posteriormente a poder de los cartagineses y, tras las guerras púnicas, a los
romanos. Es muy probable que de esta última dominación daten los baños de los que aún existen restos como es la ranura abierta en la
roca por la acción del
agua a su entrada en las
piscinas. La fortaleza fue reedificada por los árabes, conocedores de la importancia que para ellos podía tener como lazo de unión, sobre todo durante el último período de su dominación, entre el reino nazarita y el Norte de Africa. Antes incluso de la conquista de Vélez por los Reyes Católicos, los musulmanes de Bentomiz enviaron al real del rey Fernando, unos comisionados para pactar con él la rendición del castillo. Llegados a un acuerdo, el monarca les confió su custodia y defensa para que lo mantuvieran en su nombre. Mudéjares ya, conservaron su mezquita, su religión y sus
costumbres, además de seguir siendo
juzgados por sus propios cadíes. Se mantuvieron pacíficos durante la rebelión de 1500, no así en la de 1569, cuando Felipe II ordenó abolir las prerrogativas que los moriscos tenían sobre costumbres e idioma. Desde entonces Bentomiz fue el foco de mayor rebeldía y protesta, prestando obediencia a Muley Mohamed Aben Humeya. Tras ser rendida la fortaleza, fue reconstruida y sirvió para defender la costa y la
sierra de los corsarios.