Hola, me llamo ANTONIO ZAYAS, y quiero mandar un saludo a toda la gente de Bobadilla Estación, a sus habitantes actuales y a los de hace muchos años, principalmente a estos últimos, porque yo en realidad no hablo en mi nombre, sino en el de mi padre, que ya es mayor, pero que aún cuenta historias de Bobadilla y parece que las estuviera viviendo.
Yo en realidad prácticamente no conozco BOBADILLA, pero me la imagino(la de antes) por los relatos de mi padre, el cual siempre los rememora con gran nostalgia, quizá con un punto de fantasia y de exageración. Pero esto es normal porque eran los dias de su niñez y de su juventud, donde todo parece más importante, más trascendental. Se le llena la boca hablando de LAS VíAS, DE LOS ANDENES, DE LOS TRENES, DE SU EQUIPO DE FUTBOL(en los que todos eran más buenos que maradona), de las fechorias que hacian, de las "sisas" que le metían a los vagones que venian cargados con algo que se pudiera comer, porque ademas del espíritu travieso que tienen todos los niños, a aquellos pobres, también les empujaba el hambre, porque les tocó vivir en una España devastada por la pobreza que dejó la guerra. Pero aún así fueron sus años más felices, quizá porque los años de juventud son los años de la felicidad, a pesar de cualquier circunstancia. De todas formas ellos se criaron en el mejor sitio que se podía haber elejido, EN AQUEL CRUCE DE CAMINOS, donde por sus ojos desfilaban a diario; gentes, historias y situaciones, que otros niños de aquella época en aquella oscura españa no hubieran podido llegar ni a soñar. Eso ha configurado el espíritu de las gentes de BOBADILLA, que son todos gente de mundo, gente espabilada y buscavidas.
La familia de mi padre llegó a BOBADILLA por los mismos motivos que la mayoría de los que allí llegaban, por la vida que generaba la estación, mi abuelo PACO ZAYAS, con fama de hombre serio y adusto, fué jefe de los mecánicos de la estación durante muchos años, en realidad hasta el último de su vida, pues allí murió, estaba casado con LOLA PEREZ, con la que tuvo cinco hijos: PEPE ZAYAS (el único que falta de todos, después de una larga enfermedad), ANTONIO ZAYAS (chico de cuerpo pero grande de espíritu), que es mi padre, LOLI, MARíA, Y PACO ZAYAS ( paquito, porque se fue del pueblo siendo aún un niño). En relidad se fueron todos, porque lo mismo que el tren los trajo, el tren se los llevó, lejos, al norte, a Irún a donde fué destinado por la RENFE el hijo mayor PEPE ZAYAS, y con él se fue toda la familia, tras la muerte del padre.
Mi padre ANTONIO ZAYAS, que ya era mayor, fue el único que se quedó vinculado a la provincia de MáLAGA, pues prácticamente ha estado toda su vida trabajando en la empresa ALSINA GRAELLS, conduciendo un autobús(un tren pequellito para él), recorriendo la carretera millones de veces desde MáLAGA a TORROX, pueblo en el que lleva ya casi toda su vida y por el que actualmente da sus paseos de jubilado buscando esparraguitos por el campo, con los que mi madre prepara unas tortillas para chuparse los dedos.
Si hay algún lector que quiera recordar aquellas historias de BOBADILLA u otras mas recientes y recuerde a ANTONIO ZAYAS y su familia, se puede pasar a visitarlo por TORROX (MáLAGA). Siempre será bienvenido por su casa y no le faltará un vinito del terreno y una tortilla de esparragos.
Yo en realidad prácticamente no conozco BOBADILLA, pero me la imagino(la de antes) por los relatos de mi padre, el cual siempre los rememora con gran nostalgia, quizá con un punto de fantasia y de exageración. Pero esto es normal porque eran los dias de su niñez y de su juventud, donde todo parece más importante, más trascendental. Se le llena la boca hablando de LAS VíAS, DE LOS ANDENES, DE LOS TRENES, DE SU EQUIPO DE FUTBOL(en los que todos eran más buenos que maradona), de las fechorias que hacian, de las "sisas" que le metían a los vagones que venian cargados con algo que se pudiera comer, porque ademas del espíritu travieso que tienen todos los niños, a aquellos pobres, también les empujaba el hambre, porque les tocó vivir en una España devastada por la pobreza que dejó la guerra. Pero aún así fueron sus años más felices, quizá porque los años de juventud son los años de la felicidad, a pesar de cualquier circunstancia. De todas formas ellos se criaron en el mejor sitio que se podía haber elejido, EN AQUEL CRUCE DE CAMINOS, donde por sus ojos desfilaban a diario; gentes, historias y situaciones, que otros niños de aquella época en aquella oscura españa no hubieran podido llegar ni a soñar. Eso ha configurado el espíritu de las gentes de BOBADILLA, que son todos gente de mundo, gente espabilada y buscavidas.
La familia de mi padre llegó a BOBADILLA por los mismos motivos que la mayoría de los que allí llegaban, por la vida que generaba la estación, mi abuelo PACO ZAYAS, con fama de hombre serio y adusto, fué jefe de los mecánicos de la estación durante muchos años, en realidad hasta el último de su vida, pues allí murió, estaba casado con LOLA PEREZ, con la que tuvo cinco hijos: PEPE ZAYAS (el único que falta de todos, después de una larga enfermedad), ANTONIO ZAYAS (chico de cuerpo pero grande de espíritu), que es mi padre, LOLI, MARíA, Y PACO ZAYAS ( paquito, porque se fue del pueblo siendo aún un niño). En relidad se fueron todos, porque lo mismo que el tren los trajo, el tren se los llevó, lejos, al norte, a Irún a donde fué destinado por la RENFE el hijo mayor PEPE ZAYAS, y con él se fue toda la familia, tras la muerte del padre.
Mi padre ANTONIO ZAYAS, que ya era mayor, fue el único que se quedó vinculado a la provincia de MáLAGA, pues prácticamente ha estado toda su vida trabajando en la empresa ALSINA GRAELLS, conduciendo un autobús(un tren pequellito para él), recorriendo la carretera millones de veces desde MáLAGA a TORROX, pueblo en el que lleva ya casi toda su vida y por el que actualmente da sus paseos de jubilado buscando esparraguitos por el campo, con los que mi madre prepara unas tortillas para chuparse los dedos.
Si hay algún lector que quiera recordar aquellas historias de BOBADILLA u otras mas recientes y recuerde a ANTONIO ZAYAS y su familia, se puede pasar a visitarlo por TORROX (MáLAGA). Siempre será bienvenido por su casa y no le faltará un vinito del terreno y una tortilla de esparragos.