La mayor parte de las tierras de regadío están formadas por
huertas próximas de las orillas de los dos
ríos. De este modo la superficie del suelo, a veces en minifundio, se aprovecha hasta el mínimo trozo; unas veces como
fincas en regadío próxima a los medios húmedos; otras, para cultivo y alimento del
ganado. Las fincas de regadío generalmente son cerradas, pues aparecen rodeadas de cercas de madera para evitar la entrada de animales extraños y delimitar las propiedades. Otras veces estas cercas se sustituyen por setos con arbustos como membrillos u otros y en ocasiones las cercas y los setos se reemplazan por muros de
piedra a unión viva.