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Igualeja, donde nace el Genal www.igualeja.com

Nacimiento del río Genal en IgualejaMucha gente, sin saberlo, ya conoce en parte las tierras de Igualeja. Todo el que viaja entre Ronda y San Pedro de Alcántara, al subir o al bajar, ha pasado por una zona poblada de pinos donde la carretera se allana y presenta abundantes curvas. Se trata del rincón más escondido del Valle del Genal; numerosos arroyos de espumante caudal se despeñan desde las alturas durante el invierno y la primavera y buscan un único cauce en lo hondo. Es lo que se conoce técnicamente como cuenca de recepción. Al unirse todos ellos forman el Río Seco, que se une al Genal muy cerca del caserío de Igualeja, como a un kilómetro del nacimiento de éste. Esa zona de pinares es una de las riquezas de Igualeja. El pueblo se esconde en una cañada que queda muy por debajo de un imponente acantilado de piedra caliza por el que atraviesa la carretera comarcal, más abajo de una cantera de mármol que se anuncia al borde del camino como Mármoles Villagrande.

Pero, para llegar hasta el pueblo siguiendo nuestra ruta, hay que salir de Parauta y llegar hasta la comarcal que baja de Ronda a la Costa. Al llegar al cruce, salimos hacia la derecha y, sin descuidarnos, volvemos a desviarnos unos 200 m después; Inmediatamente a continuación de una gasolinera y un restaurante llamado Rincón Taurino, que están a la derecha de la carretera, en una curva bastante incómoda se encuentra el desvío de la carretera local que hemos de tomar. Desde el cruce hasta Igualeja hay unos 9 km de carretera bastante estrecha y con muchas curvas. Los primeros kilómetros son de suave descenso por entre roquedos calizos en cuyas grietas crecen aulagas, esparto y algunas encinas enanas, pero pronto se empiezan a ver los castaños, que pueblan toda la parte baja del valle entre Cartajima, Parauta y Pujerra. Cuando la carretera se interna en los castañares y se hace la bajada más vertiginosa, ya estamos llegando a Igualeja, aunque siga sin verse.

Poco después empiezan a mostrarse algunas casas adosadas a las pendientes laderas y enseguida estamos entrando al pueblo. Hay a la entrada un campo de fútbol y la piscina municipal que tiene fama de tener el agua más fría de la comarca, no en vano el nacimiento del Genal está a escasos metros y no tiene el sol tiempo para calentarla. Luego se cruza el puente y es recomendable, antes de entrar en las calles del pueblo, apartarse a la izquierda para ver la gruta por la que mana el río. Hay desde el puente hasta ella unos escasos 100 m.

Vista de Igualeja desde la carretera a Pujerra Este lugar es uno de esos puntos de atractivo casi misterioso que hay en todas las comarcas. Las sombras de los chopos y de las rocas, la fresca brisa que corre siempre por la cañada, el recelo y la incógnita que produce la boca de una cueva, se suman a la conciencia de que el agua que por ella sale es la madre de todo nuestro valle, el caudal que da vida eternamente a nuestro río. En la Antigüedad se divinizaba a los ríos y algo de esto puede haber aquí. No hay pareja de novios en Igualeja que no haga fotos de su boda junto a la cueva del nacimiento ¡Cuántas no habrá colgadas en paredes de Alemania, Suiza, Francia, y en todos los rincones de España, donde quiera que viva una familia de Igualeja! Y, para celebrar cualquier gozo, lo frecuente es matar un chivo o un cordero y comérselo en buena compañía a la frescanda, junto al agua recién nacida.

El caudal es abundante y con él, una vez pasado el pueblo, se riegan muchos huertos en las pequeñas vegas que bordean el río. Esas aguas a punto estuvieron de ser arrebatadas a Igualeja y a todo el valle allí mismo en su origen. Si nos fijamos, entre la cueva y el puente, en la margen derecha hay un edificio bastante grande que no ha llegado a servir para lo que fue pensado. Allí habrían estado situados los motores para bombear el agua a lo más alto del monte, desde donde se habría llevado a Ronda, si no es porque la gente de Igualeja luchó por evitarlo. Se cuenta, y será cierto, que el río se salvó por sus propios medios, gracias a la existencia de peces ya entonces protegidos por la ley. Si estaban allí las truchas desde siempre, nadie lo sabe, ni interesa, pero estuvieron a tiempo para evitar el trasvase. En este pueblo siempre hay recursos para defender sus derechos. Después se encontraron mejores soluciones para Ronda. Habrá que aprender de ellos para evitar la construcción del trasvase que ahora se proyecta, seguro que también habrá soluciones buenas.

Visto este rincón incomparable, hagamos ya la visita del pueblo.

Junto al puente comienzan las primeras casas, una calle muy larga que lleva hasta la parte más antigua. Lo primero a la derecha es un edificio con un muelle para carga y descarga, en cuya pared un rótulo dice “Cooperativa de las castañas”. Desde hace bastantes años los propietarios de castaños, que son legión en todos los pueblos del Alto Genal, se dieron cuenta de que su principal riqueza, las castañas, sería mayor si actuaban de común acuerdo, y se asociaron en cooperativas que se encargan de la venta. Este cultivo, imposible en casi todas partes, porque el árbol necesita unas condiciones climáticas muy especiales, se ha convertido en la fuente de ingresos principal para muchos pueblos del Genal.

La calle, que se ha formado al borde de la carretera, desciende suavemente y con anchura homogénea, adaptándose a la curva que hace el río y la ladera de su margen izquierdo, a la que se adosan las viviendas. Éstas, por la escasez de terreno, se han ido haciendo cada vez más altas, llegando algunas a tener cuatro niveles, con salida al campo desde la última planta. Por esa razón esta parte más moderna de Igualeja deja mucho que desear urbanísticamente.

Luego se hace más ancha, deja de tener casas en la acera derecha y da paso al casco viejo. Recientemente le han dado a esta calle cierta gracia con la construcción de fuentes públicas que muestran mejor gusto.

Se estrecha la calle, indicio de que se trazó en tiempos más lejanos, y al poco se pasa junto a la Iglesia Parroquial de Santa Rosa de Lima, cuya torre campanario no da idea de su antigüedad por haber sido enfoscada y encalada a mediados del siglo XX. Bajo esa capa de cal y mortero se oculta una torre mudéjar a la que, sin duda, debería el pueblo intentar devolverle su aspecto original . Cerca de la iglesia, si se toma una calle a la derecha, está la plaza, una de las más recoletas de la zona, con sus naranjos, la fuente, el pavimento de mármol y empedrado fino; la rodean buenas casas de inmaculada blancura como todas las del pueblo. Pero antes de desviarnos hacia la plaza, en un callejón cercano se ve la portadita de la pequeña Ermita del Divino Pastor, que se construyó en el siglo XVIII. Este es el polo en torno al que se organiza la estructura urbana de Igualeja, se trata de la única zona llana, en lo más bajo de la cañada.

En la ladera derecha se encuentra el Barrio Alto, que asciende zigzagueante casi hasta el cementerio. Las calles son tortuosas, algunas sin salida, acordes con la más rancia costumbre morisca. Se llega a él desde la plaza cruzando un viejo puente de un solo ojo.

En la ladera izquierda se encuentra el Barrio del Albaicín, a partir de la calle principal, y en todo se parece al otro ya descrito. No son muy abundantes las casas de estilo dieciochesco, pero sí es muy rica y variada la tipología de rejas de la mejor factura, al estilo de las de Ronda. Por todas partes hay flores.

En los campos de Igualeja más próximos al pueblo lo que predominan son los castañares, que con su cambiante colorido a lo largo del año, dan a sus paisajes variado atractivo. En las zonas más altas del término, hacia la Sierra de las Nieves, predominan los pinares, muchos de propiedad municipal.

La gente de Igualeja es muy dada a mantener sus viejas costumbres, entre las que destacan unas fiestas religiosas que se celebran el jueves siguiente al Jueves Santo; el pueblo se divide en dos devociones, una suerte de cofradías: unos son partidarios del Cristo de la Misericordia o de la Plaza, son los Placeros, mientras que otros lo son del Cristo de la Calleja, el Divino Pastor. Sacan a sus imágenes en procesión y se muestran ritualmente hostiles los unos con los otros; según Francisco López, autor de un excelente artículo sobre Igualeja publicado en la revista rondeña Puente Nuevo, núm. 7, los Placeros serían representantes de los labradores y los de la Calleja de los ganaderos.

La Pasión en Vivo de Igualeja Las fiestas patronales se celebran a finales de agosto, como en muchos otros pueblos de la comarca, pero son mucho más vistosas y costosas que en cualquier otro porque sigue muy vigente la tradición de los mayordomos, que se encargan con muchísimo interés de mejorarlas año tras año. De lo averiguado sobre ellas nos hizo mucha gracia un espectáculo al que llaman Toro de Fuego. Alguien se disfraza de toro y va lanzando cohetes recortados por entre la gente, con gran alboroto y jolgorio, sin que se produzcan accidentes desagradables.

Son los igualejeños muy trabajadores y buscavidas, en opinión de todos los demás serranos, y hay quien diga, en son de guasa, que cuando llegaron a la Luna los americanos ya había allí uno de Igualeja con un negocio. Lo cierto es que se han convertido muchos de ellos en propietarios de muchas tierras de Ronda y de los pueblos vecinos. Son además muy amigos de tener las cosas en regla, de acuerdo con la ley y la justicia, a la que recurren sin dudarlo para resolver las desavenencias, porque son de carácter fuerte y poco dado a soportar agravios. Sabemos que estas opiniones generales tienen el riesgo de no ser exactas e incluso de molestar, si se leen mal, pero las damos como elogio y como ejemplo del más puro genio serrano.

Abundan en Igualeja apellidos como Acevedo, Arrocha, Becerra, Castañeda, Doña, Ductor, Flores, García, Gil y Mena. Como se ve, los dos primeros son de origen portugués y son en este pueblo muy frecuentes. Es probable que viniesen algunos portugueses a repoblar Igualeja tras la expulsión de los moriscos.

Y antes de acabar la descripción de Igualeja es imprescindible hacer mención de dos personajes legendarios que nacieron aquí. El primero vivió a mediados del siglo XIX y acabó dando nombre a una de las más importantes cofradías de la Semana Santa de Málaga. ¿Quién no conoce la Zamarrilla? Ese nombre se debe al apodo que recibía un bandolero igualejeño que terminó pidiendo clemencia ante la Virgen, el Zamarra. Otro igualmente famoso fue Flores Arrocha, de finales del siglo XIX y principios del XX. No podemos extendernos aquí en el relato de sus vidas, pero los interesados se pueden encontrar toda suerte de información en la obra de Julián Zugasti, El bandolerismo, estudio social y memorias históricas, ed. Albolafia, Diputación de Córdoba, 1983.

Información extraída del libro AL SUR DE RONDA, de Vicente Téllez Sánchez (Editorial La Serranía, 2003) - Leer más

Información

Teléfonos de Interés

Habitantes: 898 Ayuntamiento: 952 18 15 03

Altitud: 693 m Guardia Civil: 952 18 15 01

Extensión: 43, 87 km2 Consultorio Médico - -

Carretera: mamá-526 Farmacia: 952 18 15 28

Condición: Villa Parroquia: 952 18 15 08

Distancia a Ronda: 20 km Colegio Público: 952 18 15 20

Noº plazas alojamiento: Más de 10 Casas Rurales: 952 87 07 39 (CIT Ronda)

Otros Servicios

Pista polideportiva, campo de fútbol, gimnasio, piscina, hogar del jubilado,

Casa de la cultura, escuela taller, hotel rural,

Cooperativa de embutidos, asociación de cazadores,

Diversos bares y tiendas

Gastronomía

Gachas, gazpacho, migas, malcocinado

Mosto, borrachuelos

Fiestas

Día de la Calleja y de la Plaza, jueves después del Corpus

El Niño del Huerto (Domingo de Resurrección)

Fiestas patronales de Santa Rosa de Lima (finales de agosto)

Día de San Gregorio (12 de marzo)

Semana Santa, representación en vivo de la Pasión, (Jueves y Viernes Santo).

2007-06-04 16:53:32 [0: Pulsa aquí para evitar que alguien elimine este comentario] [0: Pulsa aquí para ELIMINAR este comentario]

[Fútbol] Igualeja, donde nace el Genal www.igualeja.com

Nacimiento del río Genal en IgualejaMucha gente, sin saberlo, ya conoce en parte las tierras de Igualeja. Todo el que viaja entre Ronda y San Pedro de Alcántara, al subir o al bajar, ha pasado por una zona poblada de pinos donde la carretera se allana y presenta abundantes curvas. Se trata del rincón más escondido del Valle del Genal; numerosos arroyos de espumante caudal se despeñan desde las alturas durante el invierno y la primavera y buscan un único cauce en lo hondo. Es lo que se conoce técnicamente como cuenca de recepción. Al unirse todos ellos forman el Río Seco, que se une al Genal muy cerca del caserío de Igualeja, como a un kilómetro del nacimiento de éste. Esa zona de pinares es una de las riquezas de Igualeja. El pueblo se esconde en una cañada que queda muy por debajo de un imponente acantilado de piedra caliza por el que atraviesa la carretera comarcal, más abajo de una cantera de mármol que se anuncia al borde del camino como Mármoles Villagrande.

Pero, para llegar hasta el pueblo siguiendo nuestra ruta, hay que salir de Parauta y llegar hasta la comarcal que baja de Ronda a la Costa. Al llegar al cruce, salimos hacia la derecha y, sin descuidarnos, volvemos a desviarnos unos 200 m después; Inmediatamente a continuación de una gasolinera y un restaurante llamado Rincón Taurino, que están a la derecha de la carretera, en una curva bastante incómoda se encuentra el desvío de la carretera local que hemos de tomar. Desde el cruce hasta Igualeja hay unos 9 km de carretera bastante estrecha y con muchas curvas. Los primeros kilómetros son de suave descenso por entre roquedos calizos en cuyas grietas crecen aulagas, esparto y algunas encinas enanas, pero pronto se empiezan a ver los castaños, que pueblan toda la parte baja del valle entre Cartajima, Parauta y Pujerra. Cuando la carretera se interna en los castañares y se hace la bajada más vertiginosa, ya estamos llegando a Igualeja, aunque siga sin verse.

Poco después empiezan a mostrarse algunas casas adosadas a las pendientes laderas y enseguida estamos entrando al pueblo. Hay a la entrada un campo de fútbol y la piscina municipal que tiene fama de tener el agua más fría de la comarca, no en vano el nacimiento del Genal está a escasos metros y no tiene el sol tiempo para calentarla. Luego se cruza el puente y es recomendable, antes de entrar en las calles del pueblo, apartarse a la izquierda para ver la gruta por la que mana el río. Hay desde el puente hasta ella unos escasos 100 m.

Vista de Igualeja desde la carretera a Pujerra Este lugar es uno de esos puntos de atractivo casi misterioso que hay en todas las comarcas. Las sombras de los chopos y de las rocas, la fresca brisa que corre siempre por la cañada, el recelo y la incógnita que produce la boca de una cueva, se suman a la conciencia de que el agua que por ella sale es la madre de todo nuestro valle, el caudal que da vida eternamente a nuestro río. En la Antigüedad se divinizaba a los ríos y algo de esto puede haber aquí. No hay pareja de novios en Igualeja que no haga fotos de su boda junto a la cueva del nacimiento ¡Cuántas no habrá colgadas en paredes de Alemania, Suiza, Francia, y en todos los rincones de España, donde quiera que viva una familia de Igualeja! Y, para celebrar cualquier gozo, lo frecuente es matar un chivo o un cordero y comérselo en buena compañía a la frescanda, junto al agua recién nacida.

El caudal es abundante y con él, una vez pasado el pueblo, se riegan muchos huertos en las pequeñas vegas que bordean el río. Esas aguas a punto estuvieron de ser arrebatadas a Igualeja y a todo el valle allí mismo en su origen. Si nos fijamos, entre la cueva y el puente, en la margen derecha hay un edificio bastante grande que no ha llegado a servir para lo que fue pensado. Allí habrían estado situados los motores para bombear el agua a lo más alto del monte, desde donde se habría llevado a Ronda, si no es porque la gente de Igualeja luchó por evitarlo. Se cuenta, y será cierto, que el río se salvó por sus propios medios, gracias a la existencia de peces ya entonces protegidos por la ley. Si estaban allí las truchas desde siempre, nadie lo sabe, ni interesa, pero estuvieron a tiempo para evitar el trasvase. En este pueblo siempre hay recursos para defender sus derechos. Después se encontraron mejores soluciones para Ronda. Habrá que aprender de ellos para evitar la construcción del trasvase que ahora se proyecta, seguro que también habrá soluciones buenas.

Visto este rincón incomparable, hagamos ya la visita del pueblo.

Junto al puente comienzan las primeras casas, una calle muy larga que lleva hasta la parte más antigua. Lo primero a la derecha es un edificio con un muelle para carga y descarga, en cuya pared un rótulo dice “Cooperativa de las castañas”. Desde hace bastantes años los propietarios de castaños, que son legión en todos los pueblos del Alto Genal, se dieron cuenta de que su principal riqueza, las castañas, sería mayor si actuaban de común acuerdo, y se asociaron en cooperativas que se encargan de la venta. Este cultivo, imposible en casi todas partes, porque el árbol necesita unas condiciones climáticas muy especiales, se ha convertido en la fuente de ingresos principal para muchos pueblos del Genal.

La calle, que se ha formado al borde de la carretera, desciende suavemente y con anchura homogénea, adaptándose a la curva que hace el río y la ladera de su margen izquierdo, a la que se adosan las viviendas. Éstas, por la escasez de terreno, se han ido haciendo cada vez más altas, llegando algunas a tener cuatro niveles, con salida al campo desde la última planta. Por esa razón esta parte más moderna de Igualeja deja mucho que desear urbanísticamente.

Luego se hace más ancha, deja de tener casas en la acera derecha y da paso al casco viejo. Recientemente le han dado a esta calle cierta gracia con la construcción de fuentes públicas que muestran mejor gusto.

Se estrecha la calle, indicio de que se trazó en tiempos más lejanos, y al poco se pasa junto a la Iglesia Parroquial de Santa Rosa de Lima, cuya torre campanario no da idea de su antigüedad por haber sido enfoscada y encalada a mediados del siglo XX. Bajo esa capa de cal y mortero se oculta una torre mudéjar a la que, sin duda, debería el pueblo intentar devolverle su aspecto original . Cerca de la iglesia, si se toma una calle a la derecha, está la plaza, una de las más recoletas de la zona, con sus naranjos, la fuente, el pavimento de mármol y empedrado fino; la rodean buenas casas de inmaculada blancura como todas las del pueblo. Pero antes de desviarnos hacia la plaza, en un callejón cercano se ve la portadita de la pequeña Ermita del Divino Pastor, que se construyó en el siglo XVIII. Este es el polo en torno al que se organiza la estructura urbana de Igualeja, se trata de la única zona llana, en lo más bajo de la cañada.

En la ladera derecha se encuentra el Barrio Alto, que asciende zigzagueante casi hasta el cementerio. Las calles son tortuosas, algunas sin salida, acordes con la más rancia costumbre morisca. Se llega a él desde la plaza cruzando un viejo puente de un solo ojo.

En la ladera izquierda se encuentra el Barrio del Albaicín, a partir de la calle principal, y en todo se parece al otro ya descrito. No son muy abundantes las casas de estilo dieciochesco, pero sí es muy rica y variada la tipología de rejas de la mejor factura, al estilo de las de Ronda. Por todas partes hay flores.

En los campos de Igualeja más próximos al pueblo lo que predominan son los castañares, que con su cambiante colorido a lo largo del año, dan a sus paisajes variado atractivo. En las zonas más altas del término, hacia la Sierra de las Nieves, predominan los pinares, muchos de propiedad municipal.

La gente de Igualeja es muy dada a mantener sus viejas costumbres, entre las que destacan unas fiestas religiosas que se celebran el jueves siguiente al Jueves Santo; el pueblo se divide en dos devociones, una suerte de cofradías: unos son partidarios del Cristo de la Misericordia o de la Plaza, son los Placeros, mientras que otros lo son del Cristo de la Calleja, el Divino Pastor. Sacan a sus imágenes en procesión y se muestran ritualmente hostiles los unos con los otros; según Francisco López, autor de un excelente artículo sobre Igualeja publicado en la revista rondeña Puente Nuevo, núm. 7, los Placeros serían representantes de los labradores y los de la Calleja de los ganaderos.

La Pasión en Vivo de Igualeja Las fiestas patronales se celebran a finales de agosto, como en muchos otros pueblos de la comarca, pero son mucho más vistosas y costosas que en cualquier otro porque sigue muy vigente la tradición de los mayordomos, que se encargan con muchísimo interés de mejorarlas año tras año. De lo averiguado sobre ellas nos hizo mucha gracia un espectáculo al que llaman Toro de Fuego. Alguien se disfraza de toro y va lanzando cohetes recortados por entre la gente, con gran alboroto y jolgorio, sin que se produzcan accidentes desagradables.

Son los igualejeños muy trabajadores y buscavidas, en opinión de todos los demás serranos, y hay quien diga, en son de guasa, que cuando llegaron a la Luna los americanos ya había allí uno de Igualeja con un negocio. Lo cierto es que se han convertido muchos de ellos en propietarios de muchas tierras de Ronda y de los pueblos vecinos. Son además muy amigos de tener las cosas en regla, de acuerdo con la ley y la justicia, a la que recurren sin dudarlo para resolver las desavenencias, porque son de carácter fuerte y poco dado a soportar agravios. Sabemos que estas opiniones generales tienen el riesgo de no ser exactas e incluso de molestar, si se leen mal, pero las damos como elogio y como ejemplo del más puro genio serrano.

Abundan en Igualeja apellidos como Acevedo, Arrocha, Becerra, Castañeda, Doña, Ductor, Flores, García, Gil y Mena. Como se ve, los dos primeros son de origen portugués y son en este pueblo muy frecuentes. Es probable que viniesen algunos portugueses a repoblar Igualeja tras la expulsión de los moriscos.

Y antes de acabar la descripción de Igualeja es imprescindible hacer mención de dos personajes legendarios que nacieron aquí. El primero vivió a mediados del siglo XIX y acabó dando nombre a una de las más importantes cofradías de la Semana Santa de Málaga. ¿Quién no conoce la Zamarrilla? Ese nombre se debe al apodo que recibía un bandolero igualejeño que terminó pidiendo clemencia ante la Virgen, el Zamarra. Otro igualmente famoso fue Flores Arrocha, de finales del siglo XIX y principios del XX. No podemos extendernos aquí en el relato de sus vidas, pero los interesados se pueden encontrar toda suerte de información en la obra de Julián Zugasti, El bandolerismo, estudio social y memorias históricas, ed. Albolafia, Diputación de Córdoba, 1983.

Información extraída del libro AL SUR DE RONDA, de Vicente Téllez Sánchez (Editorial La Serranía, 2003) - Leer más

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Teléfonos de Interés

Habitantes: 898 Ayuntamiento: 952 18 15 03

Altitud: 693 m Guardia Civil: 952 18 15 01

Extensión: 43, 87 km2 Consultorio Médico - -

Carretera: mamá-526 Farmacia: 952 18 15 28

Condición: Villa Parroquia: 952 18 15 08

Distancia a Ronda: 20 km Colegio Público: 952 18 15 20

Noº plazas alojamiento: Más de 10 Casas Rurales: 952 87 07 39 (CIT Ronda)

Otros Servicios

Pista polideportiva, campo de fútbol, gimnasio, piscina, hogar del jubilado,

Casa de la cultura, escuela taller, hotel rural,

Cooperativa de embutidos, asociación de cazadores,

Diversos bares y tiendas

Gastronomía

Gachas, gazpacho, migas, malcocinado

Mosto, borrachuelos

Fiestas

Día de la Calleja y de la Plaza, jueves después del Corpus

El Niño del Huerto (Domingo de Resurrección)

Fiestas patronales de Santa Rosa de Lima (finales de agosto)

Día de San Gregorio (12 de marzo)

Semana Santa, representación en vivo de la Pasión, (Jueves y Vierne.