De la
historia del municipio poco se sabe, por lo que es de suponer que corriera igual o parecida suerte a la de sus
pueblos vecinos. De hecho, la mejor
información disponible es aquella que pertenece a la
tradición oral de los vecinos. Así se afirma que en este entorno el rey visigodo Wamba tuvo posesiones. Lo que sí parece evidente, al igual que en los pueblos próximos, es el origen árabe del núcleo urbano, ya que mantiene patrones muy similares.
En cualquier caso, los historiadores sitúan el nacimiento del
pueblo en el siglo II, por las inscripciones que figuran en algunas de las
fachadas de sus
casas, en las que se ven incrustados unos ladrillos con el monograma
Cristo, compuesto por las letras griegas de las iniciales del nombre Yesous Christos, que eran las que marcaban las sepulturas de los cristianos en esa época.
Siglos más tarde,
Pujerra también sufrió los acontecimientos provocados por la rebelión de los moriscos a causa del incumplimiento de las promesas que le fueron hechas por sucesivos reyes españoles tras el final de la guerra entre árabes y cristianos.
En el archivo municipal existen documentos de los siglos XVI, XVII y XVIII que aportan datos sobre lo que afectó a la villa la situaciones de conflictos creada entre la población morisca y los cristianos viejos, relacionados con las expulsiones y los nuevos asentamientos.
Durante la edad Moderna, el pueblo fue tierra de realengo y perteneció a la ciudad de
Ronda.
Urbanísticamente se puede decir que hay dos Pujerras: la vieja, con fuertes pendientes de hasta el 45%; y la nueva, en torno a una
carretera que es finalista. La primera se conserva tal y como siempre fue. La segunda traslada los modelos arquitectónicos más modernos, aprovechando más el suelo (tres o cuatro plantas) en perjuicio de la estética rural. Es por ello que la primera es la que ofrece más atractivos al visitante, y es la zona a partir de la
iglesia del Espíritu
Santo,
edificio con armadura mudéjar, que abre paso a una de las
plazas más coquetas de le Serranía de Ronda. Las
calles que descienden al
valle son estrechas, quebradizas y están empedradas. Las casas, de mampostería con teja árabe, son de una o dos plantas. En algunas de ellas, como antes decíamos, encontramos, en la
fachada, incrustadas las iniciales de Yesous Christos.
La proximidad a la Costa favorece las posibilidades de trabajo pero sin perder el contacto directo con los sentimientos nativos de este pueblo del Genal. De todos modos el sistema de vida es complejo ya que tan sólo el 28% de su territorio es productivo, dedicado al cultivo (apenas 97 hectáreas) y unas 610 hectáreas de masa forestal. El resto es improductivo. La
ganadería tampoco es relevante con apenas unas 300 cabezas de caprino deambulando por la
Sierra Bermeja.