Ronda tiene su origen en la Arunda
romana que se constituiría a partir de asentamientos ibéricos existentes. Los visigodos le dieron continuidad hasta la llegada de los musulmanes, quienes consolidaron su papel de cabecera comarcal y su entidad urbana. Su emplazamiento facilitó la defensa de la ciudad y la puso en una situación estratégica para dominar los pasos y
caminos hacia la Baja
Andalucía. Esto y la disponibilidad de tierras aptas para la
agricultura le concedieron finalmente una importancia histórica notable.