La primera etapa, en
Ronda, surge en el año 1895 cuando las
vías férreas se implantan por fuera del sector desarrollado, sin tener una incidencia considerable en el tejido urbano. Adentrándose en la segunda etapa, en el año 1977, es cuando la ciudad en su crecimiento “alcanza” el ferrocarril sin sobrepasarlo, éste se convierte en un borde al crecimiento urbano. Por último, la tercera etapa, en el año 1995, surge cuando la ciudad “sobrepasa” el ferrocarril, éste se entiende como una barrera urbana real al estar dentro de un área desarrollada, y suele generar problemas de funcionalidad y de seguridad vial, como los
puentes, pasos a nivel, ruidos, polución e impactos paisajísticos.