Muchos de estos asentamientos fueron aprovechados por los
romanos, consiguiendo algunos de ellos gran importancia durante el Imperio. Tal es el caso de Acinipo, a la que Vespasiano otorgó el derecho latino, al mismo nivel que poblaciones como
Córdoba y
Sevilla. Esta ciudad, de la que se conservan las
ruinas de su
teatro a pocos kilómetros de la ciudad de
Ronda, por la
carretera de
Setenil, fue destruida en el siglo V por los vándalos.