Ya en los siglos XIX y XX Ronda se convierte en una ciudad eminentemente rural, con un importante peso de la agricultura y ganadería, impulsado por la llegada del ferrocarril a principios del Siglo XX. Para los intelectuales andaluces, Ronda también simboliza la Asamblea andalucista de 1918, con Blas Infante a la cabeza, aquí se fija el diseño de la bandera de Andalucía y el himno, nace el nacionalismo andaluz.