Gracias a la especial orografía de la que disfruta
Ronda, la ciudad cuenta con numerosos
miradores desde los que asomarnos y sentir esa sensación tan rara que es la atracción por el vacío. También, no se sabe por qué, si tenemos el bolso de nuestra señora en las manos tendremos la tentación de lanzarlo al fondo del
acantilado. En fin, cosas de la mente a parte, la localidad rondeña cuenta con el
mirador de Blas Infante que es un enclave espectacular situado a la salida de la
plaza de toros.