Tras adentrarse en el mundo del
toro desde el punto de vista histórico y conocer el
paseo de los toreros, un recorrido por las cornisas del Tajo sirve para introducir al visitante en el
monumento natural que hizo famosa a la ciudad, su cortado de casi 100 metros que parte el casco urbano en dos mitades y que permite observarlo desde diferentes puntos y
balcones volados sobre el vacío.