En 1747, Jean-Rodolphe Perronet, ingeniero del Estado Francés, inauguró la primera
escuela de ingenieros del mundo, la famosa École Royale des Ponts et Chaussées. Este hecho no vino sino a reafirmar la importancia que se había dado al desarrollo de las
carreteras y
puentes en
Francia desde principios del siglo anterior cuando, reinando Enrique IV, se había creado la figura de Superintendente del sistema de comunicaciones.