Se concluyó veinte años después (hacia 1505) y se consagró bajo la advocación del Espíritu
Santo en conmemoración del día en que fue tomada la ciudad, Pascua del Espíritu Santo. No se elevó a la categoría parroquial hasta los últimos años del obispo César Diario. Durante algún tiempo realizó las funciones de
iglesia mayor, mientras se terminaban unas obras en
Santa María. A mediados del siglo XIX se pretendió agregar a esta
parroquia a la de Santa María para aumentar los feligreses de esta última, pero los vecinos del
barrio del Espíritu Santo y los de
San Francisco se negaron, alegando que eran zonas aisladas del resto de la población y que para llegar a Santa María tenían que atravesar las
ruinas del
castillo, cosa incómoda y peligrosa. La comisión encargada de estudiar el caso decidió que quedara como parroquia independiente.