En la segunda mitad del siglo XVIII, los ingenieros franceses rompieron la barrera de los 35 metros de abertura de
arco en
puentes como Neully (39 m) o de la Concordia (35 m) en París, ambos de Perronet. En el Languedoc, el Ingeniero Saget hizo volar su
Puente de Lavaur hasta los 49 metros de abertura en el año 1779, construyendo así el puente más grande del mundo hasta el siglo XIX. Todos estos puentes fueron posteriores a aquel primer intento de cruce del Tajo en
Ronda.