Tras adentrarse en el mundo del
toro desde el punto de vista histórico y conocer el
paseo de los toreros, un recorrido por las cornisas del Tajo sirve para introducir al visitante en el
monumento natural que hizo famosa a la ciudad, su cortado de casi 100 metros que parte el casco urbano en dos mitades y que permite observarlo desde diferentes puntos y
balcones volados sobre el vacío. Todo ello entre pasajes de la
historia hasta que llegan a los alrededores del
Puente Nuevo, otro de los
monumentos emblemáticos de la ciudad y cuyo complejo proceso de construcción es explicado por el arquitecto, Martín de Aldehuela, que tuvo que afrontar este importante reto tras derrumbarse la primera estructura que se construyó a los seis años de ser finalizada.