Desde este punto los grupos se adentran por las callejuelas del casco antiguo para conocer sus casaspalacio y llegar a las proximidades de lo que fueron las defensas de la ciudad en la época en la que las tropas cristianas y musulmanas luchaban por su control. Allí, una historia de un amor imposible entre una joven cristiana y un soldado musulmán servirá para contemplar otro de los grandes momentos que la naturaleza ofrece en Ronda, la puesta de sol sobre las sierras que rodean a la ciudad.