El siglo XVIII, sin duda representa un hito fundamental en nuestra
historia, conociendo un notable auge socio económico, urbanístico, etc, destacando construcciones estructurales emblemáticas como el
Puente Nuevo sobre el Tajo, que posibilito decisivamente el nacimiento de una nueva ciudad de trazado moderno. Es el siglo de la construcción de
edificios palaciegos, de profusas adecuaciones decorativas y funcionales en
iglesias y
conventos o de la construcción de espacios para el ocio y disfrute de la ciudadanía como la
monumental Plaza de Toros, de exquisita nobleza en su traza arquitectónica.