LOS PRIMEROS
PUEBLOS BLANCOS. En
Montejaque, además, se halla la
cueva del Humilladero donde desaparecen las
aguas del
río Guadares para aflorar kilómetros abajo en la cueva del Gato, uno de los espacios naturales más encantadores de la comarca, una mezcla de
agua, embaucador
paisaje y singular geología.
Benaoján se extiende a los pies de la
Sierra Blanquilla. Su barroca
iglesia del Rosario evoca los templos de la América colonial construidos por arquitectos andaluces a lo largo del siglo xviii. El paisaje kárstico de la Serranía de
Ronda ha cincelado durante millones de años
cuevas. En la de La Pileta, las comunidades del Paleolítico Superior que la habitaron dejaron su memoria en las paredes a través de pinturas que expresan sus miedos, sus ilusiones y su espiritualidad.