El
pueblo de
Sierra de Yeguas es de fundación relativamente moderna, mediados del siglo XVI y los documentos más antiguos que se conservan en los archivos parroquiales y municipales datan de los siglos XVI y XVII.
Por el nombre, se supone que los habitantes de este término se dedicaban a la crianza de
ganado equino, existiendo al sur de la población un pilar que se cree era el
abrevadero general.
No obstante, no muy lejos del lugar donde actualmente se encuentra el casco urbano, se han hallado restos pertenecientes al Neolítico, como hachas de
piedra pulimentada, que acreditan la presencia del hombre primitivo por estas inmediaciones. [3] tropas del regente don Fernando, tío del rey Juan II, antes de la conquista de Antequera en 1410. Si esto fue cierto, los parajes que rodean Sierra de Yeguas verían una de las formaciones
militares más grandes de aquellos tiempos, con huestes traídas de Castilla, Ecija, Marchena,
Sevilla y de otros lugares donde los vasallos del rey tenían tropas adelantadas.
El personaje más importante que merece destacarse, no por ser nacido en el pueblo, sino como muestra de gratitud hacia él, es don Francisco Granados Arjona (1835-1919), natural de Benamejí, quien afirmó que debajo de la sierra había
agua abundante, tan necesaria. Hizo lo posible por convencer a todo el pueblo del peso de su razón e invirtió su propio capital en cavar
pozos con picos y palas, que no se pudieron concluir al agotarse sus medios económicos. Sesenta años después, en el mismo sitio y con materiales modernos de perforación se han hecho numerosos pozos que dan agua a muchas hectáreas de cultivo, que han cambiado la fisonomía del pueblo y sus alrededores.
Junto a la Sierra de los
Caballos, otro elemento destacable del
paisaje de este municipio son los Llanos de
Navahermosa, que constituyen una importante llanura agrícola en una antigua zona de inundación similar a la de la antigua Laguana de Herrera (hoy desaparecida), al norte del municipio de Antequera. El interés de la zona como Paisaje Agrícola le ha merecido una protección especial por parte del Plan de Protección del Medio Físico de la provincia de
Málaga. En los relieves ondulados que completan el paisaje de este municipio, la cubierta vegetal, corresponde mayoritariamente al
olivar con algunas zonas de
almendros y viñas.
El término municipal de Sierra de Yeguas estuvo habitado por lo menos desde época neolítica, como lo atestiguan los diversos objetos de piedra pulimentada encontrados en la zona. Asimismo se han descubierto restos pertenecientes a la época
romana, entre los que destacan
termas y necrópolis así como
cerámica,
columnas y monedas.
Parece ser que durante la conquista de Antequera el Infante D. Fernando pernoctó en las márgenes del
río Yeguas. En 1549 la villa pertenecía a la jurisdicción de
Estepa. Las almas de los marqueses de Estepa figuran en la propia
iglesia parroquial.
Hasta 1874 en lo religioso y por su vinculación con el marquesado, la villa perteneció a la vicaría " verenullius ", curiosa institución que le hacía depender directamente de la
Santa Sede en Roma. En lo civil perteneció a la provincia de Sevilla hasta el siglo XVII.
Su fundación es relativamente moderna, pues data de mediados del siglo XVI y los documentos más antiguos que se conservan en los archivos parroquiales y municipales corresponden a los siglos XVI y XVII. Por su nombre, se intuye que los habitantes de este término se dedicaban a la crianza de ganado equino, existiendo al sur de la población un pilar que se cree era el abrevadero general. No obstante, cerca de donde actualmente se encuentra el casco urbano, se han hallado restos pertenecientes al Neolítico, como hachas de piedra pulimentada, que acreditan la presencia del hombre primitivo por estas inmediaciones. El hecho histórico más importante del que se tienen noticias no documentadas es el paso por la Sierra de el Puntal, de las tropas del regente don Fernando, tío del rey Juan II, antes de la conquista de Antequera en 1410. Si ésto fue cierto, los parajes que rodean Sierra de Yeguas verían una de las formaciones militares más grandes de aquellos tiempos, con huestes traídas de Castilla, Ecija, Marchena, Sevilla y de otros lugares donde los vasallos del rey tenían tropas adelantadas. El personaje más importante que merece destacarse, no por ser nacido en el pueblo, sino como muestra de gratitud hacia él, es don Francisco Granados Arjona (1835-1919), natural de Benamejí, quien afirmó que debajo de la sierra había agua abundante, tan necesaria. Hizo lo posible por convencer a todo el pueblo del peso de su razón e invirtió su propio capital en cavar pozos con picos y palas, que no se pudieron concluir al agotarse sus medios económicos. Sesenta años después, en el mismo sitio y con materiales modernos de perforación se han hecho numerosos pozos que dan agua a muchas hectáreas de cultivo, que han cambiado la fisonomía del pueblo y sus alrededores.