Yo estoy de acuerdo en que, para tí, el muro de la vergÜenza esté en el cementerio pero, aunque parezca mentira, lo tenéis olvidado del todo. Se le ha dejado un rinconcito en la parte antigua del Campo Santo y, si no fuera por los dos o tres de siempre que van a llevarle flores, seguirían estando en el olvido. Poca gente se acuerda de ellos y, no me saltes conque en casa se acuerda uno porque, no me vale. Además, a la nueva generación que hay ahora, no creo que le importe nada lo que sucedió hace 80 años.
A la nueva generación, lo que en verdad le interesa, aparte del botellón, es el día a día y, no el pasado. El pasado es para los retrógrados que, aún, están ansiosos de sangre y, de ver al vecino colgado en un pino. El muro de la vergÜenza que existe a día de hoy, en el Valle es, aquél que nos impide ver los problemas que tenemos, amparándonos en el pasado e, intentando olvidar el presente porque, por lo visto, cuesta demasiado trabajo afrontar la realidad y, la realidad, no es otra que, por más que digamos y hagamos, seguiremos siendo un cero a la izquierda porque, nuestro pueblo, no tiene unión, no tiene dinero, no tiene futuro, no tiene trabajo, no tiene "muros" arqueológicos, no tiene museo, no tiene agua, no tiene una carretera digna, no tiene gobernantes que digan: ¡hasta aquí hemos llegado! Y, cuando al pueblo le da por hablar o pedir algo tan primordial, como lo que he mencionado con anterioridad, vienen los "zeñoritos del siglo XXI", te montan un tinglao en la plaza, como es una barra y un escenario y, a callar. Ese es en verdad el muro que tenemos y que, de alguna manera, hay que echarlo abajo ¿te unes?
A la nueva generación, lo que en verdad le interesa, aparte del botellón, es el día a día y, no el pasado. El pasado es para los retrógrados que, aún, están ansiosos de sangre y, de ver al vecino colgado en un pino. El muro de la vergÜenza que existe a día de hoy, en el Valle es, aquél que nos impide ver los problemas que tenemos, amparándonos en el pasado e, intentando olvidar el presente porque, por lo visto, cuesta demasiado trabajo afrontar la realidad y, la realidad, no es otra que, por más que digamos y hagamos, seguiremos siendo un cero a la izquierda porque, nuestro pueblo, no tiene unión, no tiene dinero, no tiene futuro, no tiene trabajo, no tiene "muros" arqueológicos, no tiene museo, no tiene agua, no tiene una carretera digna, no tiene gobernantes que digan: ¡hasta aquí hemos llegado! Y, cuando al pueblo le da por hablar o pedir algo tan primordial, como lo que he mencionado con anterioridad, vienen los "zeñoritos del siglo XXI", te montan un tinglao en la plaza, como es una barra y un escenario y, a callar. Ese es en verdad el muro que tenemos y que, de alguna manera, hay que echarlo abajo ¿te unes?