"Los bancos nacionales, y los grandes prestamistas de dinero y usureros que pululan en torno a ellos, confiere a esta clase parasitaria un poder fabuloso que le permite, no sólo diezmar periódicamente a los capitalistas industriales sino inmiscuirse del modo más peligroso en la verdadera producción, de la que esta banda no sabe absolutamente nada y con la que no tiene nada que ver. Las leyes de 1844 y 1845 prueban el creciente poder de estos bandoleros, con los que se alían los financieros y stock-jobbers [especuladores bursátiles]". (Karl Marx.)